Éste es mi pacto contigo (Gn 17, 3-9)

Hace ya unos años que lei «Dios vuelve en una Harley» de Joan Brady. De aquella reconozco haber apreciado menos el mensaje principal del libro ya que mi fe estaba todavía un poco inmadura y no acababa de aceptar que la relación de cada uno con Dios es una relación personal y que, a veces, no tienen sentido los caminos «para todos» en lo que a Dios se refiere.

Hoy la Palabra vuelve a incidir de manera clara, o al menos así lo escucho yo, en este aspecto. Dios ha hecho un pacto conmigo. Un pacto personal. Él me conoce y me ama, me ama como soy. Sabe cuáles son mis dones y cuáles mis enredos. Conoce mis heridas y mis circunstancias. Sabe de mis sueños y de mis temores. Y, lo que es más importante, sabe (porque Él así lo quiso) que yo soy único e irrepetible. Su pacto conmigo está escrito en parámetros personales, no generales. Dios no usa el «café para todos» porque sabe que cada uno anda su camino en función de lo que es. No nos pide a todos lo mismo porque no somos todos iguales. No nos da a todos lo mismo tampoco. El camino hacia mi felicidad es un camino único. Si recorro otro me equivocaré. Si otros recorren el mío se equivocarán.

«Éste es mi pacto contigo… y sólo contigo».

Un abrazo fraterno

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