En la sinagoga de Nazaret (Lucas 4,24-30) – Lunes III de Cuaresma

Hay que tenerlos bien puestos, con perdón. Ir a predicar a la misma sinagoga de tu pueblo y decir esas cosas es algo, como mínimo, imprudente. Pero auténtico. Algo temerario. Ciertamente provocador. Así acaba la historia: intento de asesinato de todo el pueblo contra Jesús.

¿Cuál es mi Nazaret? ¿Cuál ese elugar, esa persona, ese ambiente… donde no soy capaz de permanecer auténtico, donde cambio el discurso, la actitud… por miedo a las consecuencias? ¿Cuál es? Es algo muy interesante a profundizar de cara a esta Cuaresma.

Un abrazo fraterno

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