ESTOY HARTO, dice el Señor (Isaías 1, 10-17)

Reproduzco entera la primera lectura porque me parece de una dureza extrema por parte del Señor. De una claridad meriadiana para su Iglesia. Y más en los tiempos que corren.

«Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
«¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? -dice el Señor-.

Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada.
¿Por qué entráis a visitarme?
¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios?

No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable.
Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto.

Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más.
Cuando extendéis las manos, cierro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.

Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, APRENDED A OBRAR BIEN; BUSCAD EL DERECHO, ENDEREZAD AL OPRIMIDO; DEFENDED AL HUÉRFANO, PROTEGED A LA VIUDA.»»

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