Les contó lo que Jesús le había dicho (Juan 20, 11-18)

La experiencia de Jesús resucitado tiene que ser contada. El «ve y di a mis hermanos» es algo que va unido a fuego al encuentro con el resucitado. Es que no puede ser de otra manera.

A veces da un poco de reparo anunciar estas cosas a aquellos que sabes que no entienden nada de lo que les estás diciendo pero hay que hacerlo. No soy quién para decidir el fruto ni el momento y sólo tengo en mi mano sembrar y dar testimonio de mi vida. Algo que intento tener muy presente en mi apostolado es que no se trata de convencer sino de testimoniar. No es lo mismo. Mi tarea, como creyente, como seguidor de Jesús, es ser testimonio vivo de su presencia en mi, de sus milagros en mi vida, de su obra… tengo que hacer pública de alguna manera mi vida a la luz de Cristo. Tienen que ver quién soy, qué valores sostienen mi vida, qué decisiones tomo, qué priorizo, cómo es mi familia, qué vivimos, cómo educo a mis hijos, adónde vamos, cómo vivimos unas vacaciones… pero sin decir ni una palabra, sin levantar la mano, sin creerme más que nadie, sin creerme espejo para nadie… sino simplemente mostrando que a mi, vivir según el Evangelio, me hace feliz. No es fácil ni siquiera explicarlo como lo siento.

El próximo 2 de mayo estaré en Roma en el encuentro mundial de bloggers. Es una manera en los días que corren de dar un poquito de testimonio, ciertamente condicionado pero no por ello inválido. Para mi al menos es un empujón importante. Soy un humilde blogger sin especiales pretensiones pero consciente de que aquí también debo estar.

Un abrazo fraterno

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