LUNES SANTO: Yo soy la luz del mundo

Estos tres primeros días de semana son un poco raros siempre pero este año más. Otras veces, cuando nos vamos de Pascua, son días de ultimar preparativos, hacer fotocopias, listas, repasar horarios, cerrar dinámicas, etc. Pero este 2010 toca trabajar. Así que la «santidad» del lunes se basó fundamentalmente en hacer mi trabajo adecuadamente.

Por la tarde nos fuimos a dar un paseo con los niños y mi madre y a ver los trenes pegaditos a la vía como yo lo hacía de pequeño. Ratos compartidos. Conversaciones necesarios.

Y por la noche, para acabar el día, consenso para ver un trocito más de Jesús de Nazaret recordando aquellos tiempos en los que las parrillas de las distintas cadenas de TV nos abrumaban con títulos de pelis «semanasanteras». Hoy nada de nada. Pero ver al Jesús de Zeffirelli siempre es una maravilla. Su llegada a Jerusalén y sus primeros palos en el templo ponen los pelos de punta. Pero especialmente emocionante es el rato del ciego del templo al que Jesús le devuelve la vista pese a las palabras de Pedro: «Señor, ese hombre es ciego de nacimiento. ¿Por qué hay que devolverle la vista?». «MIENTRAS YO ESTOY EN EL MUNDO, YO SOY LA LUZ DEL MUNDO».

Yo también quiero ver. Quiero mejor mejor. Quiero ver desde otros ángulos muchas cosas. Quiero ver y mirar de otra manera. Quiero ver la verdad del mundo, de las personas y de mí mismo. Un pasito más hacia la Pascua.

Un abrazo fraterno

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  1. […] la humildad, y la necesidad de perdón; o la soberbia, y la huída airada hacia adelante. Jesús es la luz y viene a tu vida para iluminarla. En un primer momento, esa luz destapa la mierda que hemos […]

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