MARTES SANTO: Disponiendo el espíritu

He seguido trabajando un día más y he intentado mantener la vela de mi espíritu. El tiempo es magnífico y ver amanecer es una muestra preciosa de lo que será el domingo de Pascua, de lo que fue y de lo que es en la vida de cualquiera que, después de un largo camino de cruz, consigue encontrar en el Señor Resucitado una nueva vida.

Leo en internet la ilusión de los catequistas que se van a la Pascua juvenil que con tanta ilusión prepararon. Y me da cierta envidia. Pero este año está siendo bonita compartirla en familia. Y también podré hacer cosas que no hago desde hace muchos años: ir a los oficios en alguna parroquia y asistir a la procesión del silencio la noche de Jueves Santo. Ya lo tenemos todo buscado, horarios analizados y decidido. Y también me hace ilusión.

Esta noche fuimos a cenar con los niños y a disfrutar un poco de la noche tranquila de luna luminosa. Un pasito más hacia Jerusalén.

Un abrazo fraterno

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