MR 37

Mi tierra sigue siendo mía. Y de otros. Mía también.

Emigré hace ya unos cuantos años pero sigo oliendo a sal y a mar y me siguen despertando en sueños los gritos de las gaviotas atrevidas que sortean los edificios de mi ciudad.

De lejos los sentimientos afloran y se multiplican las emociones. Lloro al son de las gaitas y siento la morriña que millones de gallegos antes que yo sintieron en cualquier parte del mundo. Y me siento uno de ellos.

Ás veces falo en galego e cóntolles ós meus fillos como se fala o galego e a que sabe o polbo feito na feira de Rábade ou nas tascas da Rúa dos Viños. Ás veces sinto en galego e a miña alma chéase de chapapote ó descubrir que moitas das cousas que quero están lonxe.

Y pienso en las rocas y en el mar y en las nubes y en el fuerte viento del Atlántico. Y bebo Coruña y como Galicia. Y luego me tiro en el sofá a saborear despacito aquello que soy y que no puede quedarse dormido.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *