MR 75

La música me la enseñó a amar mi madre, mi mamá. En casa siempre había música. De toda clase y condición. Siempre la radio sonando.

Y desde que la conocí… no puedo desengancharme.

La música es mi compañera más fiel en días como el de hoy, emocionalmente desbordantes y descontrolados. Hoy rei y lloré. Me emocioné sobremanera. Sentí fuego, rabia, dolor, alegría…. Un ciclón de sensaciones… Y la música ahí estuvo, acompañando y poniendo ritmo a cada momento.

Es mi dueña y señora, y mi amante a la vez, como decía Juan Pardo…

Yo no soy sin música. No soy casi nadie, casi nada. Me gusta cantar. Me gusta bailar. Me gusta escuchar. Me hace feliz. Me hace sentir pleno y vivo.

En días como el de hoy me acuesto cansado. Agotado. Casi vencido. Pero aún siendo casi las 3 de la madrugada… yo me despido del mundo con mi música, canturreando y emocionándome. Así soy yo. Así me han hecho. Así me he construido.

Le diría TE QUIERO a todas esas personas especiales. Abrazaría sin parar a mis hijos. Besaría con pasión a mi mujer. Acariciaría a mis compañeras de camino especiales, las miraría a los ojos y moriría también por ellas por un instante… Me escaparía con mi hermano al fin del mundo y, por último, rescataría ese gran radiocassette gris del baúl del recuerdo y, en la cocina de mi casa de Coruña, me escondería con mi madre, subiría el volumen y me abandonaría a cantar junto a ella «Como una ola» de la Jurado.

Me acuesto emocionado y feliz.

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