Ordena (Mateo 20,17-28)

¡Cuántas veces somos como la madre de los de Zebedeo y le decimos a Dios lo que tiene que hacer! Seguramente buscando l bien de otros o el nuestro propio, con buenas intenciones o con intenciones interesadas… Tl vez es uno de los momentos en lo que de forma más palpable demostramos que no nos hemos enterado de nada, que esto no va de magia ni de milagros cuando más los necesitamos. Que los ángeles no están para resolvernos los problemas y que Dios no se hizo hombre para sacar adelante las pretensiones del pueblo judío eliminando todo su sufrimiento y apartándolo el yugo de Roma.

Las personas siempre queriendo favores, queriendo ser más, queriendo lo mejor, evitando lo malo, el dolo, lo costoso… sin darnos cuenta de que la grandeza de Dios está en su querer acompañarnos ahí, en querernos ahí, en abrazarnos ahí. Siempre intentando demostrar que nuestros criterios son absolutos y preguntando «dónde está Dios» o «por qué Dios» o… cuando no entendemos nada… Somos unos osados…

Es la cuaresma un buen tiempo para que le dé vuelta a todo esto viendo a Jesús en su Pasión…

Un abrazo fraterno

2 comentarios
  1. analia
    analia Dice:

    Ayer escuchaba este Evangelio en la misa, y me llegó de manera especial. Como un llamado de atención a «escuchar» con más atención y cuidado que es lo que Jesús está diciendo, que nos puede pasar (y nos pasa) que por estar distraídos o «mirando mal» le salimos pidiendo cualquier cosa.
    rezo. Ojalá pueda seguir con más fidelidad el camino a Jerusalén…
    Nosotros ya sabemos quién tiene la última palabra, la vida sobre la muerte, y así y todo…cuánto cuesta confiar y seguir a Jesús cuando nos compromete al todo, a seguirlo a fondo, a ser fieles en las buenas y en las malas.

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