¿Qué mérito tenéis? (Lucas 6, 27-38)

El Evangelio de hoy es eminentemente práctico. Todos lo entendemos. Todos lo compartimos pero muchas veces se nos olvida colgar el post-it en la nevera y no hacemos nada de lo que el Señor nos indica.

¿Amar a los que nos odian? ¿Orar por ellos? ¡¿Pero ésto qué es?! ¡A este Jesús se le ha ido la cabeza! Yo rezo por los míos, pido por los míos, por los buenos, por los curas, por los pobres… pero ¿por los otros? Ni se me pasa por la cabeza… ¿Amar a quién me ha insultado? ¿Amar a quién me boicotea por sistema? ¿Orar por el corazón endurecido del asesino? ¿Amar a quién sé que no me ama? ¿Rezar por esos que luchan contra la Iglesia, que nos atacan en las redes sociales, que graban reportajes o vídeos hirientes? ¿Amarles? ¿Al familiar que me la monta en la herencia? ¿A la persona que me ha abandonado, traicionado y destruido? ¿A quien me quiere mal?

Pues sí. A esos.

Y no sólo eso. Más cositas. Apunta, apunta: ¡No juzgar! ¡No mandar al infierno antes de tiempo! ¡No decidir quién es merecedor del perdón de Dios! ¡Perdonar! ¿Perdonar? ¿Setenta veces siete? Yo perdono casi todo pero ésto… ¡ésto no estoy dispuesto! Y además voy a buscar un versículo de la Biblia para dar peso a mi negación… ¡Y dar sin esperar nada a cambio! Lo máximo…

Desde luego tiene razón San Pablo… esto de seguir a Jesús es de necios…

Un abrazo fraterno

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