Roma (1). De la noche de Madrid a la quietud de Monte Mario.

No sé si me acordaré de muchos de los lugares que han visto mis ojos hoy por primera vez pero no por última. Porque pienso volver. Han sido tantas las cosas, tantos los lugares y tan variadas las emociones… que a estas horas de la noche se me hace difícil condensar eso en una entrada de blog. Lo voy a intentar.

El despertador del móvil sonó a las 3:50 de la mañana. A las 4:15 vendría Pili (¡cómo te quiero!) a buscarme para llevarme a Barajas donde el vuelo de Alitalia me llevaría a Roma-Fiumicino. El vuelo iba lleno. Lleno de familias, de niños pequeños, de curas, de peregrinos… La beatificación de Juan Pablo II llamaba a Roma a todo tipo de personas de todo tipo de condiciones.
Todavía era de noche cuando el avión despegó y después de leerme la formación comunitaria betaniana de mañana lunes sobre Buda… me quedé dormido. Había descansado escasas 2 horas en casa y el sueño pudo conmigo. Cuando me desperté estábamos ya bajando a Roma y yo empezaba a ver las verdes campiñas, los frondosos bosques y los montes redondeados que rodean la ciudad. Y el mar… el mar…

En Fiumicino tenía que coger un tren que me dejaría en Roma-Trastévere y allí, cambiando de andén, otro que me llevaría a Monte Mario, donde me estaba esperando Ángel Ayala… escolapio amigo y guía genial en un día como hoy. Durante todo el trayecto no tuve la sensación de estar en Roma. Parecía como si estuviéramos en medio del campo, atravesando pueblos… no sé… se me hizo curioso… curioso como los trenes romanos, más de los años 60 que del siglo XXI en el que estamos…

La casa de los escolapios de Monte Mario está en Via degli Scolopi (fácil tradúcción). ¿Es una calle? No. ¿Es una avenida? No. ¿Es un…? Es un sendero, un caminillo rodeado de verde y aderezado con el canto de los pájaros. Un lugar alejado del bullicio propicio para estudiar y formarse. Me gustó. Bustos de Calasanz, cuadros del fundador… Y por lo demás, una comunidad muy bien puesta, una habitación muy maja esperándome y un desayuno con ChocoKrispies y zumo de naranja que nos dio el tono para aguantar la mañana.

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