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El Señor es mi luz (Salmo 26)

NativityEl Adviento puede durar meses, años… ¡la vida entera! Porque yo creo que al final, la experiencia de Adviento debe servir para asumir que se me da un Salvador, que un Salvador nos ha nacido. La experiencia de Adviento, al final, es la experiencia de la Luz.

Miro el nacimiento que pusimos ayer en casa y descubro oscuridad en muchos rincones. Descubro pobreza, frío, desamparo. Igual que en el mundo de hoy, repleto de malas noticias, donde cada vez hay más pobres, donde los pobres lo son cada vez más. Un mundo en el que tantos tienen la experiencia desoladora de vivir solos, abandonados… Un mundo donde la desesperanza campa a sus anchas. Un mundo oscuro, sin salida para muchos. Un mundo donde personas concretas sufren, y mucho.

Es en esta situación donde el anuncio del ángel y de la estrella debe despertar nuestros sentidos, nuestra voluntad, nuestra esperanza. Sólo hay un foco de luz en todo el nacimiento, en todo el mundo. Sólo hay un foco y es Jesús. Cuando vivimos desde aquí, nada es ya igual.

Un abrazo fraterno

Eres príncipe desde el día de tu nacimiento (Sal 109)

Hoy he ido al hospital a conocer a mi primer sobrino, Diego. Nació ayer, al mediodía, cuando empieza a apretar el hambre. Inevitablemente, al leer el salmo de hoy he pensado en él. Son cosas muy hermosas las que el Señor le dice hoy a Diego y, por añadidura, a todos nosotros: «eres príncipe, sacerdote eterno… Yo te engendré…».

Diego es querido de Dios, querido por Dios. Fruto del amor de sus padres y testimonio de que el amor es creador, traspasa los límites, desborda los proyectos. Mi oración de hoy es Diego, príncipe llamado a servir, a amar, a ser, a partirse, a compartirse, a ser feliz. Ojalá que nunca se olvide del salmo que hoy el Padre le dedica tan amorosamente…

 

Un abrazo fraterno