Tened valor: yo he vencido al mundo (Jn 16, 29-33)

Es curioso. Leyendo la última parte del evangelio de hoy creo encontrarme con algo que, a priori, resulta contradictorio: para conseguir la paz de Jesús debemos estar preparados para la lucha. ¿Paz y lucha en la misma secuencia y en la misma frase? ¿Qué tipo de paz es aquella que genera lucha?

La paz de Jesús no es la simple ausencia de violencia o preocupaciones en la vida. La paz de la que habla Jesús es una paz integral, no es un estado al que se llega sino una manera de vivir. Es la paz de la coherencia vital. Es la paz de la incesante búsqueda de la verdad. Es la paz de la justicia. Es la paz de la entrega y el amor. Es la paz de la libertad. Es la paz de un renacer en Espíritu. Es la paz del profeta que es capaz de denunciar y que es capaz de sanar. Es la paz del que se sabe en camino.
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Esta paz genera conflicto. No interesa vivir de esa manera. No interesa la verdad. Ni la justicia. Ni el amor. Ni la libertad. Ni el Espíritu. No gusta la denuncia. Ni el camino personal e intransferible.

«Tened valor» dice Jesús. «Yo he vencido». ¡Cuánto cuesta asumir que para llegar a esa victoria hay que pasar por la muerte!

Un abrazo fraterno

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