VIERNES SANTO: Tú eres mi Dios

Recuerdo que mi madre no me dejaba poner música en casa cuando yo era pequeño el día de Viernes Santo. También recuerdo los silencios de muchos Viernes en muchas pascuas juveniles y los hermosos Via Crucis pertrechados de guitarras cantando el «Pueblo mío, qué te he hecho…»… Hace años era el día que menos me gustaba de todos los oficios pero con el tiempo y con la maduración de mi fe, con la experiencia de vida real, de sufrimientos y dificultades, he ido saboreando la Cruz de hoy.

La Adoración de la Cruz en la celebración de hoy es uno de los gestos que soy capaz de cargar de más significado de todos los que realizo durante el año. Normalmente no la beso sino que me postro ante ella y de una manera u otra repito lo que dice hoy el Salmo: «TÚ ERES MI DIOS». Tú, el crucificado. Tú, el vencido. Tú, el azotado. Tú, el abandonado. Tú, el fracasado. Tú, el que me salva y convierte una herramienta de tortura en un árbol de salvación. Tú, el que me muestra el camino hacia la Vida. Tú, el que a partir de ahora me acompañará en mi propia cruz. Tú, el que viniste y me amaste hasta el fin.

Un abrazo fraterno

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