JUEVES SANTO: Para que hagan lo mismo

El día de Jueves Santo es uno de los días que más disfruto de la Semana Santa. Antes más. Con los años se ha ido equilibrando y he ido descubriendo la belleza y el calado del Viernes. Pero el Jueves tiene una celebración preciosa, con signos llenos y plenos, con el Amor como centro. Es el día del servicio, de la comunidad, de la fraternidad, del sacerdocio… pero todo esto ¿en qué lo traduzco en mi vida? Porque hay palabras que son muuuuuy grandes…

Siempre resumimos el signo de Jesús del lavatorio como un servicio, estar al servicio. Yo creo que es más que eso. Y más complicado. Por ambos lados de la escena. Es tomar la iniciativa y estar dispuesto a abajarte, a enmarronarte, a lavar lo más sucio del otro, a acoger aquello «que no huele bien» del hermano que tengo enfrente, lo que menos me gusta… Y el otro debe dejarse claro, saberse sucio, apartar orgullo, sentirse acogido y perdonado… No es sencillo. Y menos cuando te crees que estás muy arriba. A mi a veces me pasa: me creo tan arriba que abajarme hasta ahí, hasta donde Jesús… ufff…

Y a mi particularmente siempre me ha impresionado y encogido otro escenario: GETSEMANÍ. Es el momento de la quiebra, del terror, de la tentación, del no tener claro para qué, del hacerse consciente de las consecuencias… y de, con todo eso, ser fiel a una misión y poner toda tu confianza en Dios, en la total oscuridad. Es una noche especial. Es una noche en que todo el sentido de una vida debe pasar por delante de los ojos.

Porque al final Jesús lo dejó bien claro: TODO ESTO ES… PARA QUE HAGÁIS LO MISMO.  ¿Lo hago?

Un abrazo fraterno

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *