Poneos al nivel de la gente humilde (Rm 12,5-16a)

Es una de las cosas que más he aprendido de mi abuelo materno, de mi avi Sebi. Mi avi Sebi era una persona que nunca tuvo apreturas económicas. Trabajador incansable sacó adelante el negocio de licores y vinos que ya sus antepasados habían puesto en marcha y le fue bien. No descansaba ni un día y el fruto le permitió vivir siempre sin demasiadas preocupaciones en ese sentido. Pero mi avi Sebi entendendió esta Palabra y la puso en práctica de dos maneras distintas: en lo material y en lo espiritual.

En lo material, mi avi Sebi no vivió con lujos ni con caprichos. Era un hombre que necesitaba poco, sólo lo importante, para ser feliz y no necesitaba consumir ni gastar ni demostrar todo lo que tenía y podía. Su vida fue austera, que no cutre ya que mi abuelo sabía gastarse el dinero en lo que valía la pena. Esa manera de vivir le ayudó a practicar la humildad y no creerse más que nadie. mercado-de-palermo

En lo espiritual, mi abuelo se codeaba con todo el mundo, conocía a todo el mundo, hablaba con todo el mundo, valoraba a todo el mundo, sonreía a todo el mundo… Le encantaba el ambiente del barrio y era querido por todos. Su cultura no le alejó de la gente más humilde sino que veía en ellos una oportunidad de aprender día a día. Hizo vida eso de que Dios se esconde entre las cazuelas y las potas…

Yo intento ser igual. A veces se me suben un poco los humos pero en realidad creo que todos tenemos la misma dignidad de hijos de Dios. A partir de ahí, lo de más es un poco más superfluo. Ojalá el Padre me siga ayudando en la práctica de esta virtud que tanto me cuesta: la humildad.

Un abrazo fraterno

Día de difuntos… a la luz del libro de Sabiduría

cementerioUna de las lecturas propuestas del día de hoy es del libro de la Sabiduría, un libro bastate novedoso en muchos de sus planteamientos para su época. Hoy la verdad es que ha inspirado mi oración a raíz de alguna de sus frases. Viene a decir la Palabra en Sabiduría que, pese a la derrota que parece la muerte, aquellos que nos han acompañado siguen vivos, que su espíritu permanece entre nosotros. Y me acordaba de tantas cosas…

El día de Difuntos es un día para el recuerdo. Ése puede que sea el trasfondo de la avalancha en los cementerios, flores en mano, que se produce en muchos lugares de España. Yo lo viví de niño. Mi abuelo paterno murió siendo mi padre un adolescente y fue siempre tradición (y más siendo gallegos) ir a poner flores a su tumba la familia entera y rezar juntos padrenuestros y avemarías por su alma allí delante. Ese era el único recuerdo compartido de mi abuelo que se vivía en familia. Por otro lado, mi familia materna lo hace de manera distinta. Nunca nadie visitó el cementerio para ir a ver a mi abuelo materno pero su recuerdo en casa es constante y alegre. Son dos modelos y los dos son válidos y expresión de un sentimiento colectivo. Ambos me han configurado y me sirven hoy para recordar a mis antepasados igual que hacían ya los antiguos. Recuerdo con agrado las escenas de Gladiator en las que Máximo se encontraba con sus muertos y los hacía presentes en su día reconociendo que, de alguna manera, ellos seguían viviendo en él.

Y por último, pensaba lo incoherente de la vivencia cristiana mayoritaria con respecto a la muerte. Por un lado la creencia en la Resurrección y el encuentro con el Padre después de la muerte y por otro unas celebraciones tristes, lloros por doquier, tristeza y lamentos dramáticos y una especie de tabú y halo misterioso que nos educa desde niños en una visión temeraria del fin de la existencia.

Ojalá nos paseáramos más por los cementerios en vida, como decía el gran humorista catalán Capri. Pasearse en vida. Trascender el sentido de la vida y descubrir lo importante que es centrarse en el presente y en lo importante.

Mi recuerdo hoy es para aquellos que me precedieron.

Un abrazo fraterno

Pasó la noche orando (Lc 6,12-19)

Hay días que son tremendamente difíciles. Hoy ha sido durísimo para mi. Mi mujer está mala, el Mafaldatrabajo está complicado y lleno de problemas y presión, se me acumulan las cosas por hacer… Uf… Qué agobio… Y me encuentro con esta lectura que me recuerda lo mejor que puede hacer uno cuando ya no puede más: orar. Desaparecer y orar. Eso me acabo de conceder yo aunque sea un ratito. He enchufado los altavoces y me he puesto música de Taizé que va calando en mi mente y en mi espíritu y va, poco a poco, bajando las revoluciones. La noche pide calma. Taizé pide calma. Y yo la necesito.

No voy a pasar toda la noche orando pero sí voy a darme una duchita para que mi espíritu respire. Seguro que después de la ducha todo está mucho más claro. Con Taizé es todo mucho más fácil. Acoge, padre, todos estos pensamientos y desvelos. Hazlos tuyos y déjame sentir tu mano en mi hombro. Hoy la necesito especialmente.

Un abrazo fraterno

Aguardamos con perseverancia (Rm 8,18-25)

No es bueno tener todo. No es sano no necesitar nada. No es bueno porque anula la esperanza. Y hablo de lo material y de lo espiritual. La ausencia de necesidad, la ausencia de imperfección, la ausencia de sed… aleja de Dios. Gracias Padre por no tener de todo, gracias por sentirme imperfecto, por saberme necesitado de tu abrazo y comprensión, de tu perdón… Gracias por mantener viva en mi la inquietud y la capacidad de sorpresa.

Un abrazo fraterno

Padre de huérfanos (Sal 67)

No soy un apasionado de los salmos pero de vez en cuando me sorprenden y me conmueven tocando lo más hondo de mi ser. El salmo de hoy, su primera parte, es una de estas sorpresas. Creo que en sus palabras se esconde la más bella y verdadera descripción del Dios en el que creo, del Dios cristiano. Son palabras que me han tocado el corazón. Un padre para el huérfapapaitono, una compañía para la viuda, para el que está solo, la libertad para el preso… lluvia abundante para los que están atribulados… es hermosísimo. Un Dios que fundamenta su ser en el otro, en la persona, en su necesidad… que acoge amorosamente y descubre nuestras necesidades más básicas. Un Dios que abraza, que toca, que calienta, que susurra, que mira, que moja, que anima, que vivifica, que acompaña…

Si somos testimonio de ese Dios, seremos buena noticia. Si somos testimonio de otras cosas… ya no lo sé.

Un abrazo fraterno

Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan (Sal 39)

El camino hacia Dios tiene que ser un camino de alegría. De alegría consciente. De alegría pura. De alegría sana. De alegría de verdad. Pero de alegría. Un cristiano es alguien alegre, a quien Dios le hace feliz, a quien construir Reino le hace feliz. Os dejo un vídeo de la comunidad de religiosas de Lerma, ya bastante famosa por lo que tiene de «milagrosa» desde la llegada de Madre Verónica. La alegría debe ser seña de identidad sino… de nada vale.

Dios es capaz de hacer lo que promete (Rm 4,20-25)

Hoy es el día de mi aniversario. 7 años casado con una mujer maravilloso que me trajo Dios de la mano y que, de la mano de ella, sigo luchando por el Reino.

Nuestro matrimonio es signo de las promesas cumplidas de Dios. Uno mira hacia atrás y ve un trabajado y trabajoso camino recorrido entre los tres. Y luego llegaron los nenes. Y seguimos soñando juntos. Y riendo juntos.

Por supuesto, DIOS CUMPLE SUS PROMESAS

Un abrazo fraterno

… en casa de Mateo (Mt 9,9-13)

Releyendo las lecturas de hoy me doy cuenta de que siempre me identifica con el Jesús que trabaja para traer a las ovejas perdidas al redil. Siempre me he puesto en el rol de Jesús en esta lectura y analizo cómo Jesús va a casa de los pecadores, ese estilo de apostolado, esa manera de ganarse a la gente…vocacion_mateo

Pero me está dando por ver la lectura desde otro ángulo: desde el ángulo de Mateo y sus amiguetes. ¿Cómo se estaría sintiendo Mateo al recibir en su casa al Maestro? ¿Cómo se sentiría alguien que se sabe colaborador de Roma, odiado por sus vecinos, escoria… al ver que Jesús va a verle, conoce a sus amigos, lo busca en donde está, le llama y a la vez le busca…?

Descubro la esperanza de saberme un pecador cuiado, buscado, querido por Jesús. Jesús sabe de mi. Y me quiere. Amor de verdad. ¡Qué alegría! ¡Qué ganas de seguirle!

Un abrazo fraterno

Aprendió a obedecer (Hb 5, 7-9)

Obedecer. Aprender a obedecer. Siempre fui obediente cuando hubo que serlo aunque no me gusta que nadie me diga lo que tengo que hacer. Se obedece a quien manda y yo no le otorgo la autoridad sobre mi a cualquiera. Mandaron mis padres sobre mi en mi niñez y en mi adolescencia o aquellos sobre quienes residía la autoridad en su ausencia. Creo que no le he otorgado la autoridad a nadie más. Al menos la autoridad entendida en este sentido.obediente

Dios sí manda. Y a veces obedezco y a veces no. Sus mandamientos son claros pero no siempre son cumplidos. Hay áreas de mi vida llenas de mediocridad que no se ajustan al mandato. Tengo que seguir aprendiendo y, posiblemente, viviendo y acogiendo el sufrimiento entre otras cosas. El sufrimiento enseña no porque te machaque sino porque muchas veces nos devuelve a la realidad, a nuestra realidad, a la de los demás. Nos baja de la nube y nos tiñe el rosita flojín con el que pintamos el mundo.

Sigo aprendiendo. Sigo obedeciendo.

Un abrazo fraterno