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En busca de intimidad (Jn 1,35-42)

«¿Qué buscáis?» les preguntó Jesús. «¿Dónde vives maestro?» respondieron ellos.

Uno se espera otras mil respuestas. Buscamos la respuesta a nuestras preguntas. Buscamos la felicidad. Buscamos a Dios. Buscamos lo eterno. Buscamos sentirnos bien. Buscamos nuestros sueños. Buscamos realizarnos. Buscamos el amor. No sé… ¡cualquier cosa menos ese «dónde vives»!

Dándole vueltas, he llegado a la conclusión de que la preguntita-respuesta puede tener más miga de lo que parece. Porque preguntar a alguien dónde vive, es sugerir que uno quiere conocer cómo es su hogar, dónde está el lugar donde esa persona se sabe «en casa», el lugar donde es más él… En realidad le están preguntando por su ser más íntimo. Es una pregunta preciosa.

Y más preciosa es la apertura de Jesús a compartir su intimidad con ellos. «Venid y veréis». Todos estamos invitados a compartir la intimidad de Jesús. Sólo hay que quererlo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Parábolas que hablan de ti (Mt 21,33-43.45-46)

Una de las claves de las parábolas de Jesús se encuentra casi al final del pasaje de hoy:


Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.


Y es que las parábola hablan de ti. Jesús no las usó tanto, como se suele decir, para que los pobres y los analfabetos y la gente sencilla entendiera el mensaje a través de un cuentecillo. No es esa la razón. Las parábola narran a Dios, narran la buena noticia de un Reino que irrumpe en tu vida de una manera misteriosa y, a la vez, desestabilizadora. Las parábolas te llevan a dar respuesta, te involucran vitalmente… porque sus personajes somos tú, yo, cada uno. Si tras leer una parábola, te quedas tranquilo, la asumes sin más, no provoca ningún vuelco en el corazón, ni te interpela o te incomoda… es que no has entendido nada.

La de hoy es clara: ¿Cuál es nuestra respuesta ante el Hijo que se nos envía y que está presente en nuestra vida, aquí y ahora? ¿Lo desechamos? ¿Qué frutos da nuestra vida? ¿Qué cambiamos a nuestro alrededor? ¿Cómo cambiamos nosotros? ¿Nos parecemos más al Cristo o cada vez menos?

Sí, son preguntas para ti. Deja que te incomoden. Y responde.

Un abrazo fraterno – @scasanovam