Evangelio para jóvenes – Domingo del Bautismo del Señor Ciclo A

Termina el tiempo de Navidad. Atrás han quedado las ilusiones con las primeras luces de la ciudad, las cartas de los Reyes, los planes para Nochebuena con la familia, el viajecito a ver los amigos, las lentejuelas de Fin de Año y el concierto de Viena para inaugurar el 2023. Los Reyes Magos cierran prácticamente el curso navideño pero realmente todo esto termina hoy. Da pereza recoger, porque nunca gusta terminar una etapa bonita. Sin embargo, con este evangelio realmente se nos recuerda que TODO EMPIEZA AHORA. Escuchad lo que cuenta hoy el evangelista [Mt 3, 13-17]:

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Hasta ese momento, Jesús había crecido en Nazaret junto a su familia. Fue educado por María y José, formó parte de la comunidad judía de su pueblo, trabajó en la carpintería y suponemos que llevó una vida «del montón». Fue una vida oculta en la que Dios lo acompañó y lo preparó para llegar a hoy, el día del comienzo de su «nueva vida», el día en el que los planes de Dios para Él comienzan a tener lugar, el día en el que su respuesta a la llamada de Dios comienza a tomar hondura. Por eso Marcos, el evangelista, comienza aquí su evangelio. Porque TODO EMPIEZA AHORA. Te dejo dos pistas:

  • «Vino desde Galilea al Jordán» – Fue una decisión. Había llegado el momento. No sabemos si lo vio claro ni qué fue exactamente lo que le impulsó en esa hora. A ti te llegará también, si no te ha llegado ya. El momento, digo. El momento de dejar «tu casa» y emprender el viaje hacia aquello que Dios te ha encomendado. Y la decisión la tendrás que tomar tú. Llegará el momento de comenzar unos estudios determinados, o de comenzar a trabajar en un determinado lugar, o de casarte y formar una familia, o de meterte en el noviciado o en el convento, o de decir sí, sencillamente, a aquello que tanto tiempo lleva pidiéndote el corazón… Llegará el momento en que te darás cuenta que es TU MOMENTO, que Dios te espera allí, en tu Jordán particular. Cuando llegue, adelante. Es Dios quién llama. Es a Dios a quién sigues. Toca dejar algo para seguirle a Él.
  •  «Vio al Espíritu que bajaba sobre él» – Como dice mi amiga Ana, este un evangelio conocido y, sin embargo, hoy me he percatado que la experiencia espiritual que Jesús tiene en ese momento es absolutamente personal. Apenas se bautizó, Jesús vio al Espíritu que bajaba sobre Él y escuchó una voz en los cielos que decía… No parece, por tanto, que fuera una «presentación en sociedad». No es que en ese momento se desvelara el misterio sino… ¡qué fácil para los testigos que allí estuvieran! Qué fácil y qué miedo… Es Jesús el que experimenta los efectos de su bautismo: la compañía del Espíritu y la palabra de Dios sobre él mismo, una palabra de amor. Todo eso lo hemos experimentado ya todos los bautizados pero, tal vez, siendo pequeños no hemos visto ni escuchado nada. Quizás comienzas ahora a pensar, a sentir, a descubrir que algo se espera de ti. Tal vez cuando realmente empiezas a tomar las decisiones oportunas para seguir a Dios en tu vida, empiezas a experimentar que no estás solo, que no estás sola. El Espíritu está sobre ti, para acompañarte, para guiarte, para aconsejarte y sostenerte. Y sí, eres amado de Dios, eres amada de Dios. No necesitas más que eso. Dios se complace en ti. ¡Qué fuerte! Sí, en ti, tan frágil, tan lleno de heridas, tan rota, tan… poca cosa. Y a través de ti, a través de la corriente de amor que se genere entre vosotros, Dios cambiará el mundo.

Hoy he dejado las pistas en dos porque… ¡cuánta miga! Ojalá comiences este 2023 con este Evangelio bien metido en el corazón. Tal vez sea este el año en el que tú también debas abandonar Nazaret para dirigirte al Jordán. Tal vez tengas que tomar decisiones, pequeñas o grandes. Tal vez Dios esté esperándote. O tal vez no. Puede que todavía sea tiempo de preparación en el hogar, de escucha a tus mayores, de mirar, observar y meditar todo en tu corazón… hasta que llegue la hora. Sólo Dios sabe.

Un abrazo fraterno

Santi Casanova

Evangelio para jóvenes – Domingo de Año Nuevo (Sta. María Madre de Dios)

Esta entrada de hoy llega tarde. Es de noche y prácticamente el día ha terminado. El 1 de enero, día de Año Nuevo, siempre es un día extraño, resacoso. La mayoría de vosotros habréis celebrado la noche por todo lo alto y la mayoría habréis amanecido tarde. Yo he dejado también la misa para la tarde porque la mañana necesitó de sosiego, reposo, valses y palmas para empezar el 2023 con esperanza. Porque esperanza es algo que siempre se necesita, ¿o no? Escuchad lo que cuenta hoy el evangelista [Lc 2, 16-21]:

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Estamos en tiempo de Navidad y hoy celebramos a María, Madre de Dios. María es presentada hoy como la mujer que conserva todo lo que vive y lo «medita en su corazón». María, una joven que, de manera sencilla, te enseña hoy el bonito arte de discernir, de escudriñar tu realidad, de profundizar y dar hondura a todo lo que vives y experimentas, de buscar la huella de Dios en cada giro inesperado de tu día a día. Te dejo tres pistas, las primeras del año:

  • «Correr… para encontrar» – Te urge encontrar la felicidad. Te urge encontrar paz para tu espíritu lastimado. Te urge sanar las heridas pasadas. Te urge llenar tu corazón de nuevo de esperanza. Te urge volver a quererte, a creer en ti. Te urge rodearte de personas nutricias. Te urge mirar la vida con optimismo y abandonar ya ese tono trágico con el que te veo a menudo. Te urge recuperar a Dios. Te urge volver a casa, adentro de ti y volverte a mirar con ternura. Corre, como los pastores. Corre, con prisa, sí, hacia donde vas intuyendo que puedes encontrar esto. Ya lo has buscado. Ya lo has intentado. Ya has corrido. Pero muchas veces no has encontrado. ¿Será Dios la respuesta? ¿Será este niño, pequeño y frágil como tú, el que tiene la llave que necesitas? Ve a buscarle. Corriendo. No hay tiempo que perder.
  • «Escuchar, encontrar, alabar» – ¡Qué bonita rutina para tu vida! Tres pasos. No te puedes saltar ninguno. Ya lo dijimos antes: anhelas encontrar… ¡pues escucha a los que ya han encontrado! ¡Pon la oreja! ¡Afina el oído! ¡Y confía! Confía en aquellos que te hablan de Dios, desde la fe, desde la paz, desde la felicidad que sólo tiene quién lo ha encontrado. ¿Por qué crees mierdas que escuchas en todas partes y, en cambio, dudas de esta gente que te rodea? Y tras escuchar, apuesta, arriésgate… y encontrarás. Lo verás si eres capaz de reconocerle en lo pequeño… Y cuando lo hayas hecho y hayas comprobado que ¡era verdad!… da gracias, alaba a Dios por su amor contigo, por su generosidad, por no olvidarse de ti… y sal a los caminos a continuar la rueda… para que otros la empiecen.
  • «Meditar en el corazón» – A veces usas demasiado la cabeza, la razón o la sinrazón. Demasiada cabeza. Demasiados cálculos. Demasiadas balanzas y equilibrios, argumentos, justificaciones y excusas. Demasiadas quejas. Demasiada cordura o demasiada locura. ¿Y el corazón? ¿Qué haces con él? El corazón es eso que te habita, que guarda lo mejor de ti, el ADN de tu yo auténtico, los sueños que esperan hacerse realidad, la vocación adormecida, la energía necesaria para cambiarlo todo… ¿Por qué no das más juego a tu corazón? Deja que la decisión la tome el amor, de vez en cuando. Sólo el que ama y confía sabe que detrás de muchas intuiciones están la respuestas a muchas preguntas.

Te deseo lo mejor para este 2023. Te deseo un año lleno de Dios, de corazón, de riesgo, de libertad y justicia. Te deseo un año 2023 lleno de alegrías y dolores, de heridas forjadas en el caminar, de horizontes bellos dispuestos a ser alcanzados. Te deseo que seas tú.

Un abrazo fraterno

Santi Casanova

Evangelio para jóvenes – Domingo del Bautismo del Señor

Posiblemente sea este el domingo que marca el fin de la Navidad, el fin de las fiestas para muchas familias, en muchas casas. ¡Qué pereza recoger y guardar todo! ¡Cómo cuesta volver a la rutina en muchos casos: al colegio, a la universidad, a los trabajos…! Los días, sin embargo, comienzan poco a poco a hacerse más largos. Cuando nos demos cuenta, tendremos delante de nuestros ojos los primeros brotes de la primavera.

Hoy es la fiesta del Bautismo del Señor y el evangelio de Lucas nos presenta la escena: Lc [3, 15-16.21-22].

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:

«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo:

«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

Te dejo tres ideas:

  • «El agua» – El agua es parte esencial del rito del Bautismo. El agua siempre lo identificamos con algo que limpia, que purifica, origen de la vida. Y no estamos desacertados. Pero para los judíos, en aquella época, el agua es también lugar de peligro, de tormenta, de inseguridad, de muerte. No sé si estás bautizado, bautizada, pero el agua en el Bautismo nos habla de un RENACER, de un tú que muere y que deja paso a un nuevo tú que nace. ¡Y qué bien cuadra esto con este comienzo de año en el que nos hacemos tantos propósitos! ¿O no? En el evangelio, se nos narra la «muerte» de un Jesús desconocido, vecino de sus vecinos, encargado de la carpintería de su padre, desconocido durante 30 años… y el «nacimiento» de un Jesús con una misión clara, por la que entregará su vida; un Jesús que ya no volverá a su casa, que recorrerá Palestina predicando y anunciando la llegada de un nuevo Reino. Comienza su «vida pública». A ti se te invita hoy a renovar tu bautismo cada día o, si es el caso, a plantearte comenzar el camino para bautizarte. Se te invita a tomar la vida en tus manos, a ser consciente de a qué te llama Dios, a afrontar la misión que se te ha encomendado, a dejar que muera toda esa parte de ti abandonada, oscura, conformista, autocomplaciente… y a dejar que nazca la mejor versión de ti mismo, de ti misma, donde tu luz brille y tus dones y tus capacidades se pongan en juego.
  • «Entre el pueblo» – Es llamativo visualizar a Jesús haciendo cola. No estamos acostumbrados a que ministros, presidentes, cantantes, celebrities, influencers, etc. pasen desapercibidos, se sientan uno más. Jesús comienza así su misión: entre la gente. Jesús es uno más y, a la vez, está llamado a cambiar la vida de todos. Tal vez vives en una sociedad que te insinúa todos los días que tú eres diferente, único, irrepetible y que, si quieres, puedes triunfar en la vida. Y triunfar, en el fondo, para este mundo, es no vivir como el resto, como la mayoría. Jesús hoy viene a ofrecerte otra perspectiva, la perspectiva de aquel que sabiéndose único, y amado en primera persona, no necesita marcar distancias con nadie. Su vocación son las personas, las relaciones; le preocupará lo que le preocupa a la gente, vivirá para los demás. Y ese será su modelo de éxito. ¡Brutal eh! Aparentemente no parece muy llamativo el modelo… pero está testado: aquellos que han decidido ponerlo en marcha han confesado que han sido muy felices. ¿Por qué no te animas a plantearte tu vida desde ahí? Gasta tiempo con los demás (presencialmente y también aprovechando los entornos digitales), siéntete único, única, entre otros que también son únicos, como tú. Aspira a una vida llena de nombres, de personas, de vidas compartidas. Cuando llegue el final, tendrás la certeza de haber vivido una vida exitosa.
  • «El diálogo» – ¿Y qué me dices del diálogo final? El evangelio nos dice que Jesús oraba mientras era bautizado y que el cielo se abrió y se oyó la voz del Padre, confirmando a su Hijo en este «comienzo de carrera». Jesús rezaba a menudo. Los evangelios nos hablan muchas veces de cómo Jesús mantenía una relación estrecha con su Padre. Y, en momentos de especial trascendencia, esa oración era, si cabe, más intensa. ¿Cómo llevas tú lo de la oración? ¿Cómo rezas? ¿Sabes rezar? ¿Piensas que no vale para nada? ¿Hay relación? ¿Hay diálogo o monólogo? Tal vez sea un buen momento para pensar cómo sacar 5-10 minutos de oración al día. Comienza con poco pero GARANTÍZALO. No hay mucho que decir. No se trata de vivir algo «extraño». Busca un lugar adecuado, haz silencio, saluda a Dios, háblale de cómo estás, de tu día, de lo que te preocupa, de tus alegrías y desvelos… y luego calla y escucha. El primer día, y el segundo, y el tercero… tendrás la sensación de estar solo, sola, pero si te mantienes… comenzarás a descubrir que son minutos en compañía. Y todo empezará a cambiar.

Buena semana. Abrígate y protégete. Y recuerda: Dios te quiere y te anima a llevar adelante cada uno de tus días desde tu mejor «yo», en compañía de otros. Suena apasionante. ¿O no?

Un abrazo fraterno

Santi Casanova

Evangelio para jóvenes – 2º Domingo después de Navidad

Comienza un nuevo año. No sabes cómo va a ser pero seguro que estás ansioso, ansiosa, de que las cosas vuelvan a la normalidad. Todos despedimos un año y recibimos al siguiente con la esperanza de que la felicidad ocupe mayor espacio en nuestras vidas, la alegría, los sueños cumplidos, el tiempo con los amigos, con los que más queremos… Y, tal vez, es buen momento para que te preguntes, también, qué pinta Dios en todo esto.

En este primer evangelio del año, la Palabra nos la sirve S. Juan: Jn [1, 1-18].

En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.
Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron. Pero a quienes le recibieron y creyeron en él les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él diciendo: “A este me refería yo cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.” De sus grandes riquezas, todos hemos recibido bendición tras bendición. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, nos lo ha dado a conocer.

Te dejo tres ideas:

  • «El principio» – ¿Alguna vez te paras a pensar en que hubo un tiempo en el que el mundo existía y tú no? ¿Nunca te ha llamado la atención cuando, en casa, revisáis fotografías de un tiempo anterior a tu llegada? ¿Has experimentado ya la ausencia de alguna persona cercana que ya ha fallecido? Este comienzo de año es buen momento para hacerte alguna pregunta interesante sobre tu existencia, sobre el tiempo que se te ha dado, sobre la inseguridad acerca del tiempo que tienes, sobre qué había antes y qué habrá después de tu paso por la vida. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué quiere Dios de ti? ¿Hacia dónde quieres que vaya tu vida? Es momento para la trascendencia, para mirar más allá.
  • «Juan, el testigo» – El Evangelio te habla de Juan Bautista, el «testimonio de la luz». ¡Qué bonito apodo». Si alguien escribiera hoy sobre ti, ¿cómo te llamaría? ¿De qué habla tu vida? ¿De qué hablan tus perfiles en las redes sociales? ¿De qué hablas tú? ¿Qué se lleva la gente que está contigo? ¿Eres testigo de algo? Seguro que has vivido cerca de personas que sí te han hablado de «algo» o de «alguien»: testigos de Dios que te enseñaron a rezar o te hablaron de Él, testigos del amor cotidiano, callado y poco agradecido, testigos de vida entregada a los demás, testigos de una vocación descubierta y respondida… Y también, sin duda, testigos del dinero, del poder, «influencers» de lo superficial, profetas de la oscuridad, del miedo, de la negatividad. ¡No pierdas el tiempo con «los tóxicos»!
  • «Gracia y verdad» – ¿También usas máscaras? ¿Te da miedo ser quién eres delante de los demás? ¿A veces te sientes solo, sola, incompleto, falta de ganas, apagado, asqueada? La Buena Noticia llega entonces para ti este año. Jesús viene a ofrecerte una vida de verdad, llena de gracia, de plenitud o, para que lo entiendas mejor, de felicidad de la buena. Tendrás mil ofertas que te prometan lo mismo. El mundo está lleno de «Mr. Wonderfuls» para subirte el ánimo y prometerte el cielo… pero creo que ya te has dado cuenta de que muchas de las promesas que te han hecho no te han dado buen resultado. Jesús es garantía: no garantía de bienestar, no garantía de éxito, no garantía de poder… pero sí garantía de plenitud, de compañía, de pasión, de amor.

¡Pues venga! Toca empezar el 2022: dale trascendencia a tu vida construyendo una vida intensa que valga la pena, sé testigo de lo mejor y aprende de los testigos que tienes cerca y acércate a Jesús, en Él encontrarás aquello que buscas.

Un abrazo fraterno

Santi Casanova

Torpes para entender (Mc 6,45-52)

Marcos no se cansa de decirlo: los discípulos eran unos torpes que no entendían nada. Así que podemos, al menos, aplicar ese refrán de «mal de muchos, consuelo de tontos». Nosotros no parece que seamos mucho más listos a la hora de enterarnos de qué va esto de seguir a Jesús y de acoger el Reino de Dios que vino a anunciarnos.

Nos cuesta entender los signos de los tiempos. Nos cuesta entender la pedagogía de Dios, sus palabras y sus silencios. Nos cuesta entender su peculiar manera de guiar la Historia. Nos cuesta entender por qué a veces parece dejarnos solos. Nos cuesta entender por qué a veces verlo y sentirlo presente se hace complicado. Nos cuesta entender su amor. Nos cuesta. Y nos da miedo.

Jesús está aquí para abolir el miedo de tu vida, de la mía. No hay razón para temer porque Él viaja con nosotros en medio de la marea. Confiemos en Él. Amemos mucho. Dejémonos querer. Y hacia adelante. Mar adentro.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Donde hay amor, está Dios (I Jn 4,7-10)

Creyentes. No creyentes. Practicantes. No practicantes. Comprometidos. No comprometidos. Laicos. Religiosos y religiosas. Curas. Casados. Solteros. Hombres. Mujeres. Abogados, profesores, científicas, médicos, ingenieras, historiadores, taxistas, panaderos, futbolistas…

Etiquetas siempre. Clasificaciones y juicios.

Y todo para que nos recuerden que donde hay amor, está Dios. Y sí, nuestro amor es imperfecto y limitado. Pero dentro del que ama, habita Dios; cuando acto de amor se produce en el mundo, en ese momento el Reino crece.

Y ya está.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

¿Tiempo de #conversión? (Mt 4,12-17.23-25)

Estoy cada vez más convencido de que estamos en medio de un cambio profundo de época. Nuestro sistema político, social, geopolítico, económico… está convaleciente. No da para más. Estamos en los últimos coletazos de la posmodernidad e iniciando un nuevo episodio en la historia que todavía desconocemos. Estamos agotados de un mundo del que hemos eliminado a Dios, que ha puesto en solfa las grandes verdades, la sed de profundidad del ser humano, que ha devastado la casa común en la que vivimos todos… Es el final de un mundo marcado por un individualismo materialista que nos ha dejado débiles, frágiles y expuestos.

Es tiempo de conversión. Y la manera en la que lo afrontemos marcará el curso de las próximas décadas. Los cambios en la historia se materializan durante mucho años. Tal vez la crisis sanitaria del coronavirus venga como catalizador acelerado de todo esto. Pero es tiempo de conversión, de volver la mirada al corazón y al otro, de buscar otra manera de ser «humanos» en un mundo que nos ha convertido en maquinaria, en números, en robots, en productos. Debemos volver a nuestro interior, dar alas al espíritu, dejar que broten las preguntas, alimentar los anhelos de plenitud y permitir que Dios venga a saciarnos, en este mundo hambriento que busca salidas y oxígeno.

Hoy te pido Padre que nos des sabiduría, templanza, paciencia y bondad para caminar hacia lugares más plenos; para que acometamos los cambios y acerquemos a la humanidad un poco más hacia su salvación.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Conocer y reconocer (Jn 1,43-51)

Dios me conoce. Esto, que parece irrelevante, es muy importante. Pocas personas me conocen de verdad. Incluso yo mismo no tengo la llave de todos mis rincones, mis anhelos, mis heridas, mis luces y oscuridades. Dios sí. Dios sabe lo que hay. Y lo ama. Sin condiciones. Y esto a mí me permite vivir en paz, sabiendo que no tengo que representar ningún papel, que no tengo que vivir la vida de otro, que no tengo que sentirme mal por no llegar a no sé qué nivel… Sólo tengo que responder a ese amor total.

Mi tarea es también conocer al que me ama así, a Dios. Pero con Dios es más difícil. El Misterio no se deja abordar fácilmente y pretender conocer, desde mi pequeñez, a Dios se torna imposible. Jesús es la muestra más clara de cómo es Dios y, aún así, no es fácil abordarlo tantas veces… Así que, tal vez, lo que tengo que intentar primero es saberle RECONOCER. Descubrir dónde está su palabra, dónde está su aroma, sus manos, su mirada… Él nos dio una pista irrenunciable: los pobres, los descartados, los desahuciados, los enfermos, los débiles. En ellos lo reconoceré. Da vértigo. Pero es la tarea que tengo cada día. Salir y seguirle allí donde está presente.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Testigos de la luz (Jn 1,1-18)

Eso pido hoy, Señor, para este nuevo 2021: ser testigo de la luz. Prefiero eso a perder el tiempo en batallitas vanas con las tinieblas. Es más efectivo.

Quiero ser testigo tuyo, que eres la Luz Absoluta, que ilumina nuestras vidas, les da sentido y las llena de amor.

Quiero ser testigo de la luz de mi mujer y mis hijos. Quiero hacerles brillar, sacar a la luz todo lo bueno que tienen, no afearles sus rincones oscuros.

Quiero ser testigo de la luz de mis alumnos. Quiero centrarme en sus logros, en su valentía, en su tenacidad, en su sacar fuerzas de flaqueza, en sus empeños, en la lucha contra sus propios desánimos.

Quiero ser testigo de la luz de mis compañeros, de mis amigos.

Quiero ser testigo de la luz en las redes y ser altavoz de aquellas voces que valen la pena y que hacen mejor al mundo.

No quiere perder el tiempo, Señor, enfangado en batallas inútiles, creyéndome fuerte y protagonista defendiéndote. Creo que se me pide y otra cosa y estoy dispuesto a hacerlo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Yo no soy Dios (Jn 1,19-28)

Lo que dijo el Bautista cuando le preguntaron («yo no soy») no es algo que hoy dirían muchos, más bien al contrario. Vivimos tiempos de mesianismos de pacotilla, de influencers a los que entregamos nuestro tiempo, de políticos que nos prometen el paraíso en la tierra, de deportistas convertidos en dioses del olimpo terrenal, de hombres y mujeres sexualmente icónicos, fantasías de muchos.

Yo mismo juego a ser Dios muchas veces, sin ser influencer, político, deportista de élite o icono sexual. Juego a ser Dios cuando quiero y reclamo mi lugar en la historia de los que me rodean, cuando vivo convencido de que puedo cambiar la vida de mucha gente, cuando me sitúo como ejemplo a seguir, cuando me convenzo que la vida está en mis manos, con sus éxitos y fracasos, porque todo depende de mí.

El Bautista nos marca hoy un camino diferente, el del conocimiento de sí: somos criaturas, nombres y mujeres pequeños, sencillos, que lo han recibido todo de Dios y que, con su vida, plagada de aciertos y pecado, sólo pueden señalar al que viene detrás, al que salva de verdad, al Mesías verdadero.

Un abrazo fraterno – @scasanovam