Entradas

Ayudar a echar raíces (Mt 13,1-9)

¿Cómo es posible que ese joven, que había venido a tantas pascuas, convivencias y retiros, ya no esté? ¿Cómo es posible que de un día para otro haya desaparecido?

Estas preguntas nos las hacemos muchas veces aquellos que somos catequistas, responsables de pastoral, acompañantes… Son preguntas que nos atormentan en cierta medida. Por un lado, son un aguijón que nos recuerdan que no todo depende de nosotros y de nuestras propuestas. Las personas son libres y tienen su proceso. Y eligen. Por otro lado, nos dan una idea de que muchas veces venir a todo en una época no es sinónimo de encuentro con el Señor.

En la parábola que ofrece Jesús hoy dice: «Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por falta de raíz se secó.» Es curioso. Brotó. En algún momento parecía que eso salía… pero llegó el sol y se secó. Falta de raíz. La raíz es eso que va hacia adentro, que busca en lo profundo, que anhela agua y sales, que crece.

Tal vez nuestra tarea hoy sea proponer menos cosas y ayudar a que la raíz crezca con cada una. Azuzar el deseo, enseñar a ir hacia adentro, suscitar búsquedas, animar a buscar alimento…

Un abrazo fraterno – @scasanovam

… y vuestro frute dure (Jn 15, 9-17)

Tal vez sea ésta la parte de la frase a la que menos atención he prestado siempre. Lo de que Él es quien me escoge me mola mogollón. Lo de que tengo que «ir» también lo pillo y lo interpreto. Lo de que hay que dar fruto está claro aunque ya va subiendo la dificultad y esta última puntilla es ya para usuarios avanzados. ¿Cuántos proyectillos de toma pan y moja? ¿Cuántos proyectillos «calmased»? ¿Cuántas misioncillas sin calado? ¿Cuánto tiempo, energía y dones desperdicio en cositas que no van a durar demasiado? Que no duran…

Esta faceta ya no es cosa de Jesús sino mía. Es como lo de preparar la tierra antes de sembrar. Preparar la tierra y al sembrador diría yo. Vale la pena gastar tiempo en crecer. En conocerse. En madurar. En ganar en consciencia. En ganar en fraternidad. En ganar en tejido. Ese tiempo gastado en todo eso será el que garantice que el fruto sea duradero…

Miro las petunias casi recién plantadas que tengo en mi balcón. Y creo que hay muchas que no llegarán a nada. Las sacamos al balcón demasiado pronto. Llegaron las lluvias y los vientos y las débiles raices no soportaron el fragor…

Un abrazo fraterno