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Dignos de vuestra vocación (2Ts 1, 1-5.11b-12)

Hoy celebramos la festividad de José de Calasanz. Hoy es día de fiesta para todos aquellos que pertenecemos a las Escuelas Pías y que sentimos que Dios nos llama a construir Reino educando a niños y jóvenes.

Y me ha llamado poderosísimamente la atención la frase que aparece en la primera lectura de hoy. Me parece fuerte. Ser digno de la vocación recibida. La vocación en una llamada de Dios. Dios, que ha dejado la creación inacabada. Es una llamada personal, un SMS convocándote y movilizándote. Dios invierte dones, amor, medios, personas y signos para que uno llegue a responder a esa vocación de manera adecuada y se consigan los frutos deseados. Así que el tema es serio.

Tal vez la dignidad consiste en ESTAR DISPONIBLE, SER CONOCEDOR DE LA LLAMADA, APROVECHAR LOS DONES RECIBIDOS Y ORIENTAR LA VIDA EN CONSECUENCIA.

En un día como el de hoy se remueve mi vocación como educador y se me remueve ese «ser digno» que expresa la Palabra. Sin duda a veces la vida es más complicada pero lo que tampoco tiene duda es que debo valorar más esa dignidad, fortalecer mi voluntad y, de una vez por todas, poder decidir mi vida orientada a la educación.

Que el Señor me ayude y Calasanz me ilumine.

Un abrazo fraterno

¿Qué quieres que haga por ti? (Mc 10, 46-52)

Me es realmente complicado elegir hoy una frase de las lecturas sobre la que centrar la oración. La primera lectura es maravillosa toda ella. «Piedra viva» me llama. ¡Qué bonito! Nunca había deparado en tal piropo.

Tal vez responda eso a la pregunta del Señor en el Evangelio. Muchas veces nos preguntan «¿Qué harías si te tocara la lotería?». Esto es mejor. Va más allá. La pregunta de Jesús es directa e insuperable. Me imagino a Jesús delante preguntándome eso y me acongojo. Me daría miedo no elegir lo más importante, dejarme cosas, no saber qué responder… Y aunque mi cabeza me dice que Jesús no emitiría juicio alguno sobre mi respuesta, mi vivir entre hombres me deja el resquemor de sentirm juzgado en la respuesta…

Tal vez lo de la piedra viva no es mala respuesta. Ser piedra primero, Señor. Ser fuerte, robusto y, a la vez, erosionado por los acontecimientos y las personas. Ser piedra, sillar de construcción. Tal vez no ser piedra de fachada sino sillar de pilar, de contrafuerte. Y, segundo, ser vida. No ser uno más del paisaje. Sentir. Respirar. Sufrir. Disfrutar. Generar. Suscitar. Soplar. Acariciar. Apoyar. Enjugar. Abrazar. Amar. Ser.

Tal vez esa sería mi respuesta siendo consciente de lo que me falta para ser piedra y de lo que todavía no soy capaz de vivir.

Un abrazo fraterno

Habéis vuelto a nacer (1Pe 1, 18-25)

Esta frase de la carta de Pedro me ha recordado hoy a un texto de Borges que me encanta y que muchas veces releo. Si volviera a nacer… ¿Cómo plantearía la vida si volviera a nacer? Ufff… tendría que pensarlo. No lo tengo claro. Seguro que no cambiaría muchas cosas. Lo que sí tengo claro es que si volviera a nacer querría que fuera en la misma casa, con la misma familia, fruto del mismo amor. Y luego hay otras cosas pero… necesito pensarlas un poquito… Os dejo el texto de Borges.

Si pudiera vivir nuevamente mi vida

En la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto.

Me relajaría más.

Sería mas tonto de lo que he sido,

de hecho tomaría muy pocas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría mas riesgos, haría mas viajes,

contemplaría más atardeceres,

subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares donde nunca he ido,

Comería mas helados y menos habas,

tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que viví sensata y prolíficamente cada momento de su vida,

claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás

Trataría de tener solo buenos momentos.

Por si no lo saben de eso está hecha la vida,

solo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que no iba a ninguna parte sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas.

Si pudiera volver a vivir,

viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir,

comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera

y seguiría así hasta concluir el otoño.

Y jugaría con más niños,

si tuviera otra vez la vida por delante.

Pero ya ven,

tengo ochenta y cinco años

y sé que me estoy muriendo.

Jorge Luis Borges

Encomienda a Dios tus afanes (Sal 54)

Mucha gente le pide a Dios que le resuelva los problemas. La vida es dura y difícil. Hay quien parece no haberse enterado todavía. Dios no pone ni quita cosas. Pero lo que dice el salmo hoy es distinto: pedirle a Dios que cuide de mi, de mis propósitos, de mis proyectos, de mis sueños… que me cuide en lo que el día traiga a bien aportar…

Por otro lado es algo obvio. No puedo creer que si no se lo pido Dios me abandone pero creo que el efecto de pedirlo es más en personal: es la actitud de pedir ser cuidado, reconocer que necesito ser cuidado, sentir que me cuidan. Ese efecto es renovador, balsámico y transformador… ¿O no?

Un abrazo fraterno

¿Para qué me sirve? (Mc 8, 34-39)

¿DE QUÉ LE SIRVE A UNO GANAR EL MUNDO ENTERO, SI LE FALTA LA VIDA?

No hay mucho más que decir. Esta frase, ese Evangelio de hoy… es para toda una vida. Creo que nunca seré capaz de procesarlo del todo, de aceptarlo del todo, de llevarlo a la vida del todo…

 

Elige la vida (Dt 30, 15-20)

No me digáis que no suena un poco raro esto de «elige la vida» justo al comienzo de la cuaresma. Suena demasiado fresco, demasiado optimista, demasiado bueno… bien podría ser el lema de un anuncio de campaña de Coca-Cola. Pero es palabra de Dios para mi, hoy. «- Santi… elige la vida». Creo que ya he descubierto mi ayuno particular para esta cuaresma. No va a ser un ayuno a base de renuncias sino más bien un ayuno de renuncias.

Quiero elegir la vida. La elijo. Renuncio a perder el tiempo delante del ordenador en lugar de vivir con los niños o con Esther. Renuncio a perder tiempo de lectura por dedicarlo a otras cosas superfluas. Renuncio a descansar pocas horas por no ser divertido. Renuncio, renuncio, renuncio… aún quedan muchos.

Elijo la vida. Elijo exprimirla. Elijo profundizar en mi. Elijo ser fiel a mi oración personal. Elijo seguir trabajando mis emociones. Elijo cuidar mi alimentación y no dejarme llevar. Elijo, elijo, elijo…

Aunque pueda parecer light… es todo un reto…

Un abrazo fraterno

¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir hoy una derrota…? (1Sm 4, 1-11)

Lo de los israelitas me suena a conocido. Conozco mucha gente que se piensa que por traer «el arca» a la batalla no va a tener ningún problema para alcanzar la victoria. Es la tradición de poner una vela antes de un examen, de rezar para que me toque la lotería, de pedir para que no me venga una enfermedad, etc.

Si en lugar de preparar nuestras armas, de ponernos en forma, de preparar la estrategia… nos dedicamos a meter a Dios enmedio a ver si nos resuelve la papeleta… mal vamos. Hay gente que confunde «poner a Dios en medio» con darle a Dios la responsabilidad que no tiene. Y además, ¿qué pensarán los «filisteos» después de vencer a un dios? Pues nada, más reforzados imposible…

Dios no está para resolver las batallas de mi vida. Lo tengo claro.

Un abrazo fraterno

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¿Dónde vives? (Jn 1, 35-42)

venidyvereis.jpgCómo somos las personas. Siempre preocupados por cosas materiales, por seguridades, por las espaldas cubiertas. Lo que pasa es que hay determinadas apuestas, determinadas misiones, determinados actos que son tremendamente difíciles de explicar, de cuantificar…

Cantidad de veces nos preocupamos los cristianos en mejorar la manera de explicar a otros qué es esto de ser cristiano, por qué deberían comprometerse, quién es este Jesús, dónde vive… Caemos en el juego de las preguntas y de las respuestas como si se tratara de un concurso de la tele o de un Trivial… No nos damos cuenta de que lo importante es la vida. «Venid y veréis» responde Cristo a esos dos que se le acercan interesados. No les da respuestas, les ofrece vivir algo, vivirlo de una manera. Ellos debieron quedar mínimamente convencidos porque se quedan a su lado.

Es nuestra vida la que testimonia, la que convence. Dejemos de hablar de comunidad e invitemos a la gente a ellas sin complejos. Dejemos de hablar de Pascuas e invitemos a la gente a ellas. Dejemos de hablar de la paternidad y animemos con nuestra vida a ser padres y matrimonio. Dejemos de hablar de familia y hagamos de las nuestras germen de paz, lugares abiertos, espacios donde se vive de otra manera… Así, aún tenemos alguna oportunidad…

 Un abrazo fraterno

¿Quién eres? (Jn 1, 19-28)

«Esto sucedía en Betania…»

 Ciertamente sigue sucediendo en Betania, mi comunidad. Tal vez sea una de las más importantes preguntas que la comunidad ha suscitado en mi. Tal vez sea uno de los interrogantes claves en mi caminar hacia Cristo, hacia la mejor construcción del Reino y hacia mi mayor felicidad. Es, con seguridad, uno de los más importantes tesoros de este pasado 2007 y de alguno ya de los meses que lo precedieron.

¿Quién soy? «Yo soy la voz que grita en el desierto: allanad el camino del Señor» responde Juan Bautista a la multitud que le interpelaba. ¡Qué manera tan brutal de definirse! Yo soy incapaz de responder a esa pregunta de una manera tan breve. La brevedad no es uno de mis dones. Necesito hablarlo, escupirlo, decirlo mientras lo pienso y lo rumío, dar sonido a todo lo que entra sale de mi mente y de mi corazón por inconexo que parezca…
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Yo soy un hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza al que le han sido concedidos varios dones de incalculable valor y responsabilidad y que continúa descubriéndose y recreándose continuamente. Soy miedoso y aparento más autoestima de la que tengo en realidad. Apasionado de la música, soy capaz de volar entre las notas hacia los lugares más hermosos del planeta y verme haciendo mucho de lo que me hubiera gustado hacer. Abierto al mundo y a los demás, afable y de conversación variada. Soy amante y amado, hermano y amigo. De mal reconocida vulnerabilidad, disfrutador nato. Cristiano laico y nuevo en el arte de disfrutar lo pequeño. Alegre y fiel. Un débil con fortaleza. Una voz cascada que anima a vivir.

Qué largo. Ya lo avisé. Imposible en una frase profética… También soy esto… ¡Feliz 2008!

Un abrazo fraterno y disculpas por la ausencia. Mucho trabajo. Mucho que hacer en casa con la familia.

El firmamento pregona la obra de sus manos (Sal 18)

Me ha encantado el salmo de hoy. Poesía en estado puro. Y me he quedado con esa imagen del firmamento como apóstol, como testigo del Padre. Sin hablar, sin hacer resonar la voz… Es el apostolado discreto y silencioso del firmamento.

Este fin de semana, a propósito del bautizo de mi hija, comentaba con mi madre la labor del párroco que la bautizó. Su apostolado es similar al del firmamento. No trata de convencer, ni de moralizar. No trata de corregir ni de culpabilizar. No habla mucho de Dios porque su tiempo lo emplea en ser imagen de Él. Cercano, cariñoso, humano, dulce, comprensivo. Se dedica a escuchar y a acoger y sabe llegar al corazón desde su vida y no desde su boca.

Yo soy un apasionado de la palabra y me cuesta aceptar esa sentencia de Exupery en «El principito»: «La palabra es fuente de malentendidos». Pero en cuestión de Dios el tema está claro. Mejor apóstol es el firmamento que muchos de los que se pasan la vida hablando de Dios.

Un abrazo fraterno

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