Adviento 2013 – #Microrrelato día 9

Lo había probado todo. Con todos. Ningún médico de los consultados había conseguido dar con la medicación y la dosis adecuada para poder hacer vida normal.

Cuando llamé al timbre, desesperanzado, era muy consciente de que aquella era la última oportunidad. Un amigo me lo había recomendado. Él había conseguido curarse tras años de desolación. Yo no perdía nada. Ya lo había perdido todo.

Me senté y le expliqué mi caso con la voz entrecortada. Él me escuchó con atención, sin interrumpirme y con sus ojos fijos en los míos. Al terminar me dijo: – Dé gracias a su amigo. Ha venido al lugar adecuado.

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