Adviento 2013 – #Microrrelato día 4

Una mantelería centenaria y cuidada, hecha a mano con lino finísimo e hilos de oro. Una cristalería de sencilla forma y de brillo envidiable. Luz por todas partes. Luz y más luz. De fondo, música. Una gran orquesta, interpretando las apasionadas piezas de Giuseppe Verdi, en la terraza, rodeada de gente.

Invitados, muchísimos invitados. Gente por doquier, todos sonriendo. Camareros elegantes e impolutos sirviendo canapés y entrantes deliciosos…

Papá observaba la escena con satisfacción. Toda la vida había deseado juntarnos a todos alrededor de una gran mesa. Todas las penurias, todo el sufrimiento, todas las dificultades… habían valido la pena. Su silencio lo decía todo. Con su silencio, nos amaba a todos.

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Adviento 2013 – #Microrrelato día 3

La rueda de prensa estaba convocada para las 18:00 h. Nadie sabía qué iba a pasar. Hacía tiempo que se esperaba la comparecencia pero todo se había precipitado en las última horas y el anuncio nos sorprendió a la mayoría. Acabé de vestirme, cogí mi iPad, llamé a la redacción para conocer las últimas instrucciones y salí de casa dispuesto a que fuera el día más importante de mi vida como periodista. Mi cabeza bullía imaginando mi nombre en los artículos de portada… el éxito estaba a la vuelta de la esquina.

Llegué al sitio y empecé a ponerme nervioso. Debía haber un error. Aquello era un centro de Cáritas. No podía ser allí. No hacían más que entrar parados, mendigos, niños, huérfanos, maltratadas… Tenía que haber un error. Llamé a redacción y me confirmaron que todos los medios estaban igual. Parece que había sido un bulo. Bajé mi cabeza, enrabietado. De fondo, desde el interior del local, se oyeron gritos de júbilo. Me sentí fuera de lugar y decidí volver a casa. La gran noticia debía esperar…

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Adviento 2013 – #Microrrelato día 2

Sé que no todo va como debiera ir pero me he acostumbrado a mi enfermedad. Lo peor es que estoy convencido de que ya no hay marcha atrás. No hay curación posible.

Sufro viendo cómo te dejas la vida por una recuperación improbable. Me desconcierta tu fortaleza. ¡Tú! ¡El débil, el pobre, el que no comía, el blancucho! Nadie daba un duro por ti y ahí estás… sin resignarte a la muerte, dando la vida por vivir.

Quiero tu fe. Yo también quiero creer.

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Adviento 2013 – #Microrrelato día 1

Era todavía de noche pero se vislumbraban las primeras luces del amanecer. Mañana gélida, escarcha en el corazón.

– No sé qué ponerme hoy… – musité frente al vestidor.

La misma decisión a tomar un día tras otro. Terrible. Cada día, un comienzo. Cada mañana, novedad. ¿No servía ponerse lo mismo de ayer? No servía. Toda decisión, por muy pequeña que sea… necesita ser renovada, retomada, reafirmada… El vestir, no iba a ser menos. Y había tanto donde elegir…

– Vístete de Cristo Jesús – me dijiste envuelta en las sábanas, desde la cama.

– No tengo nada de él… – respondí desconcertado.

– Seguro que sí. Creo haber planchado algo suyo no hace mucho. Busca bien. Igual lo has metido debajo de otras cosas, o al fondo de algún armario. Tienes tanto… ¡Vete tú a saber dónde lo has metido!

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Juan Bautista: desierto vs. twitter (Lucas 3, 1-6)

Me llama mucho la atención esta frase del Evangelio de hoy: «vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto». Ha centrado mi atención en la oración por varias razones.

1. Juan es elegido y la Palabra le es dada. Juan no es profeta porque no tuviera otra cosa que hacer en su vida. Y no es tanto él quien predica sino Dios quien habla a través de él. Es Dios quien elige, quien habla, quien actúa… Aquí radica la fuerza profética, la autoridad del que habla, la capacidad de tocar corazones ajenos y llamarles a una auténtica conversión. desierto1

2. Esta acción de Dios sobre Juan se produce en el desierto. No en el tumulto. No en el ruido. En la soledad. En la oración. En el desapego. En el abandono en la Providencia.

En este Adviento que vivimos, en medio de una Nueva Evangelización y en medio de toda la reflexión sobre la presencia de la Iglesia en internet y en las redes sociales, en medio de la #iEvangelizacion; creo que esta Palabra es fundamental. El #iTestigo, el #iEvangelizador, el #iMisionero… no es aquel que se lanza a twitter, a facebook, a su blog, etc. a proclamar aquello que él piensa, que él opina, que él cree. El auténtico y útil #iMisionero es aquel que se lanza a twitter, a facebook, a su blog, etc, a donde está la gente, tras haber recibido la Palabra en el desierto. Si no hay Paabra, no hay misión, no hay mensaje, no hay verdad. Si no hay desierto, no hay Palabra.

Que este Adviento, Señor, me prepare una vez más, mejor si cabe, para recibirte. Que me abra a tu acción, que cuide mi interioridad, que crezca en mi oración, que camine en mi desierto; abajando aquello con lo que me crezco y ensalzando aquello que es reflejo de Ti.

Un abrazo fraterno

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La casa sobre roca (Mateo 7, 21. 24-27)

Mi hijo más pequeño, Juan, tiene 2 años recién cumplidos y acaba de descubrir en youtube el corto de Disney de «Los tres cerditos». ¡Le encanta! Y hoy, leyendo el Evangelio, me ha venido a la mente. En el fondo acabo de descubrir que ese corto es tremendamente evangélico :-).los tres cerditos cochinitos disney 1933 4

La historia cuenta cómo tres cerditos, tras independizarse, optan por tres maneras distintas de construirse una casa. Dos ellos, despreocupados, alocados, vividores, vaguetes y de poca madurez, deciden construirse casas de paja y de madera. El tercero, por contra, opta por el camino difícil, por la puerta estrecha: renuncia al ocio, renuncia a la diversión, trabaja a destajo en una casa de ladrillo, fuerte, segura, consistente…

El lobo siempre acaba por aparecer y de un soplido deja a los dos primeros sin casa, desguarnecidos, atemorizados… En cambio, no puede con el tercero que, además, sirve de cobijo para sus hermanos.

El Evangelio de hoy nos habla de todo esto: de construir una casa. Nos invita a ser el tercer cerdito y nos da la clave: escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica; en definitiva, cumplir la voluntad de Dios. Si no lo hacemos, si sobrevolamos la fe, si nuestros hechos no acaban de corresponderse con lo escuchado, si decidimos ir por la puerta ancha… LA CASA SE DERRUMBARÁ. El lobo siempre acaba por aparecer… y es poderoso.

En este Adviento, empecemos a poner buenos cimientos…

Un abrazo fraterno

Aquel día… ¡que vuelva! (Isaías 11,1-10)

De las cosas más maravillosas que nos trae el adviento es la Palabra que nos llega, que nos inunda. Saborear al profeta Isaías empieza a hacerse tan imprescindible en mi vida… Esa Palabra, llena de esperanza, es tan necesaria en los tiempos que corren. De verdad… ¿Puede celebrarse la Navidad sin haber degustado, saboreado, tocado, sentido, olido, empapado… todo ésto? Yo creo que lo celebramos a medias.

Hoy es de esos días en que leo la Palabra en alto, la proclamo para mi mismo y para el mundo, aunque nadie haya escuchando en mi casa. Y me recreo en cada frase, en cada sílaba… y siento como mi alma se engrandece, mis ojos se abren, el pelo se me eriza.

Nos nace un Salvador. Lo necesitamos. ¡Lo quiero! ¡Quiero que venga! ¡Que siga viniendo! El mundo vive en tinieblas, cansado, triste, bajo el manto de la oscuridad. ¡Jesús! ¡Ven!

Ese día, el día en que Jesús reine de verdad en el corazón de las personas, todo habrá cambiado.

Un abrazo fraterno
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