MR 32

– ¿Qué pasa hijos? ¿Es que nunca habiais visto bailar a papá y a mamá?

La cara de Álvaro, Inés y Juan era un poema. Una mezcla de sorpresa, admiración, horror…

– Hacía tiempo que no me sacabas a bailar…

– Ya ves…

– Me gusta bailar contigo… Sigues haciéndolo muy bien, ¿sabes?

– Tú estás fantástica con ese delantal que te han traído los Reyes…

– Lo sé…

– Te voy a pedir una cosa cariño…

– Dime…

– Cámbiale tu el pañal a Juan. Estoy a punto de caerme redondo.

JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAAAJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

MR 31

A veces yo tengo noches de éstas, ya sabes. Noches en las que te vienen a la memoria tu juventud, tu adolescencia, tu pavo y todo lo vivido. Noches en las que pagarías por volver a suspirar por el primer beso, por volver a sentir la quemazón de estar con tu primer amor. Noches de éstas en las que venderías tu alma por volver a vivir exactamente lo ya vivido, sin cambiar ni una coma. Noches en las que cogerías el teléfono y llamarías a todos y cada uno de los amigos y amigas protagonistas de aquellos días de colegio. Noches en las que tomas conciencia del paso tiempo. Noches en las que, aunque feliz, añoras un pasado que, a la postre, te ha traído hasta aquí. Noches que no te dejan dormir.

MR 30

Tu melena era como una red de encantamiento que me tenía completamente hipnotizado. Si alguien sabía bailar “Chiquilla” ésa eras tú. Todo tu cuerpo al servicio del desenfreno más absoluto. Y eso, cuando llevas 3 cubatas de más, se antoja absolutamente irresistible.

El cuerpo me pedía guerra y me arrimé a ti. No aguantaba estar a menos de un centímetro de tu boca. El tortazo clavó el tiempo e insonorizó el local. ¡Vaya hostia!

Definitivamente eras la mujer de mi vida.

MR 29

– ¿Sabes?

– ¿Qué?

– Esta música me hace sentir… vivo.

– Es que estás vivo.

– Ya. Ya lo sé pero… a veces pienso que sin la música me moriría.

– ¿Y sin mi?

– A tu ausencia sobreviviría escuchando música, sólo así.

MR 28

Éramos cinco apasionados de la vida cantando a toda voz en aquel ford fiesta del padre de Julia. Cinco locos del mundo y de la gente. Cinco enamorados de la música y del azul del cielo. Cinco soñadores haciendo kilómetros hacia no se sabía muy bien donde.

El campo era verde intenso y el contraste con el azul del mar al fondo del horizonte hacían del entorno el escaparate perfecto para disfrutar como nunca lo habíamos hecho.

Era la primera vez que salíamos un fin de semana sin padres. Y lo íbamos a aprovechar…

25 de noviembre

Hoy es un día muy especial. Hoy Juan, el tercero de mis hijos, cumple un año. Hace 365 días Esther entraba de mi mano a una de las habitaciones de la Clínica del Rosario en Madrid. Juan nacería por cesárea de manos del doctor Martín Caballero. Recuerdo la espera a la puerta de quirófanos y también recuerdo el momento en el que me llamaron. Juan acababa de llegar al mundo. Curiosamente también recuerdo la primera visita de rigor al ginecólogo tras conocer el embarazo y la emoción traducida en lágrimas al escuchar el latido del corazón de Juan haciéndose paso en el seno de Esther. Era la tercera vez que pasaba por esa experiencia pero es tan indescriptible… Recuerdo una de las visitas a la que llevamos a Álvaro y a Inés a ver a su pequeño hermano en aquella tele del doctor…

La vida siempre es un regalo. Un año después, lleno de complicaciones y con la vida bastante más liada, no puedo más que dar gracias a Dios por mi familia, por el pequeño Juan, por el amor de Esther y por los dos grandes hermanos mayores que tiene. Es todo un tesoro en plena crisis económica. Es también una responsabilidad y una fuente de alegrías y de mucho sufrimiento. El que ama, sufre. Mucho. Y por los hijos más.

Mi vida es ya inconcebible sin Álvaro sin Inés y sin Juan. Cada uno distinto. Cada uno genial y único. Cada uno hijo y proyecto de Dios. Tres préstamos que el Señor me ha dado en gracia y que junto a Esther intentamos disfrutar, educar, formar, amar…

Y poder celebrar esto el día en el que todos los colegios de la Escuela Pía celebran el día del Fundador es algo muy especial. Calasanz es parte de mi, me articula interiormente. Mi historia empezó con 6 años y con la apuesta misteriosa de mis padres por el Colegio Calasanz de A Coruña. En en el cole conocí a mis mejores amigos. Me enseñaron piedad y letras, las primeras canciones al Señor, las primeras destrezas como persona. En el cole conocí a grandísimos profesores que me modelaron para ser hoy quien soy. Conocí el significado del esfuerzo, del trabajo, del compañerismo, de la diversión, de la amistad, de la entrega de los escolapios religiosos… Recuerdo al P. Cano y al P. Eduardo. Y al P. Alfonso que me dio la Primera Comunión. Recuerdo al P. Severino y al P. Basilio. Al P. Pedro y al P. Arturo. Al P. Antonino y al P. Ángel Lora. Recuerdo al P. Manolo y al P. José… En el cole conocí lo que era enamorarse y cómo sabía el primer beso. El el cole me aventuré junto a Sátur y Elena en el grupo de Tiempo Libre e hice mi primer Camino de Santiago… En el cole supe que nunca iba ya a abandonar a Calasanz. Conocí luego Cercedilla, Amanecer, Caminando… las Pascuas, la pastoral, las comunidades… Ahí conocí a Esther y a Felipe y a Stella y a Pili y … y … y … y… Y ahí seguimos. Con la barba más blanca, más gordo y más calvo. Y más feliz. Y más maduro. Y más inteligente. Y más útil. Y más humilde. Y menos arrogante. Mejor.

Este post está cargado de emoción. Porque el día se lo merece. Calasanz lo merece. Y Juan. Y Álvaro. E Inés. Y Esther. Y yo. Y Tú.

Un abrazo fraterno

MR 27

– Un café con leche para mí.

– Otro – respondiste.

Hacía más de 4 años que no nos veíamos y tus ojos reflejaban todo el sufrimiento que llevabas soportando desde entonces.

– Estoy desesperada – me dijiste serena y mirándome de frente. – Ya no sé qué hacer para que mi vida vaya tan sólo un poquito bien. Es como darse de golpes contra una puerta cada día. Estoy muy cansada. Agotada.

Cogí tus manos con las mías y las apreté. Me daba pena verte así de mal. No había ni rastro de la niña que yo había visto crecer feliz y alegre. Estabas herida de muerte.

– Preferiría morirme – sentenciaste.

MR 26

Al pisar las hojas secas y escuchar el crujido se me estremecía el corazón. Desde que te habías ido yo no era más que un vagabundo del amor, un payaso triste sin ganas de reir, una mañana de niebla, una soñata de otoño lacónica.

Me gustaba perderme cada tarde entre las sombras del Retiro y luchaba inconscientemente por no encontrar la salida de aquel laberinto. Me lo merecía.

Te cansaste de mí. No supe quererte y tu paciencia se agotó. El otoño trajo el frío a mi vida y te llevó con él. Para siempre.

MR 25

Me tumbé desnudo en la cama con el cuerpo dolorido y el alma llena de mariposas. Había tirado mi ropa en la silla. Olía a tabaco. Olía a tu tabaco. Me habías enganchado.

Repasé todo lo que aquella noche había sucedido y no conseguí descubrir el secreto, el milagro, el truco de magia con el que conseguiste captar mi atención. No recordaba cuándo te miré por primera vez ni qué fue lo primero que me dijiste. Sólo veía tus ojos negros mirándome. Nada más. Era como atravesar el cabo de Buenaesperanza y descubrir que más allá estaba el mundo de verdad.

Apagué la luz y recorrí tu cuerpo en la oscuridad de mi pensamiento. Así me dormí.

Carta de votante tras el debate electoral del 7-N

Buenas noches.

He presenciado hasta hace unos minutos el único debate que vamos a ver los españoles de los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno en las elecciones del 20N. Llevo días escuchando que es una pena que no haya más debates entre ellos y mi reflexión en este punto es: ¿valdrían de algo? Creo que un debate bien preparado y bien concebido debería ser más que suficiente para transmitir una imagen, un mensaje y un proyecto. Además, ahí están los mítines. El que quiera… que vaya. ¡Y los programas electorales! El que quiera… que los lea. Pero me da la sensación de que en este país más de un debate sólo serviría para escuchar lo mismo varias veces. Y eso es, además de improductivo, aburrido.

Me ha gustado más el debate de esta noche que otros anteriores. Las condiciones pactadas daban más libertad a las personas y menos importancia a los personajes. Fue un debate, desde esta perspectiva, entretenido y eso ya es mucho en España. Hubo momentos de fragor, de cortes, de interrupciones, de ironías… Eso me gusta. Creo que a un candidato a la Presidencia de mi país debo presuponerle capacidades suficientes como para afrontar un debate sin tanta parafernalia… En los partidos, desde luego, no piensan lo mismo…

Con respecto a la imagen, y sin ser ningún experto, me ha gustado más Mariano. Creo que iba más elegante, más moderno y que transmitía una mejor imagen. La camisa grisácea de Alfredo y su corbata de topos… me han matao… Sin caer en tópicos, sí creo que Alfredo daba una imagen un poco tristona, desde luego no de alguien que quiere transmitir la idea que tiene la energía, la vitalidad y las fuerzas necesarias para sacar al país de ésta.

Con respecto a las sensaciones transmitidas por ambos pues… vi a Mariano más seguro y a Alfredo con un rictus demasiado serio en muchos momentos, algo nervioso. Esperaba más de un político brillante y de su altura. Fue mordaz en muchos momentos y Mariano sacó la retranca gallega en otros muchos. Ambos se dijeron cosas bastante previsibles y se atacaron desde los flancos esperables. Hubiera apostado y arriesgado un poco más y creo que ahí Alfredo se quedó un poco corto. Mariano no tenía por qué hacerlo…

Y si analizo uno a uno a cada candidato, me quedo con lo siguiente:

MARIANO RAJOY ACERTÓ

– Centrando sus intervenciones en la economía. Los discursos y las buenas intenciones están bien pero sin pasta y sin trabajo, nada de lo demás es sostenible. Está claro que el objetivo nacional es crear empleo.
– Esquivando alguna insistencia de Alfredo en temas sobre los que no aportó ningún dato real.
– Enumerando algunas propuestas, algunas muy interesantes: que las PYMES y los proveedores vean reducido su pago de impuestos si la Admisnitracíón no les paga o que en la FP el trabajo cuente como parte de su formación. ¡Y no bajará ni congelará pensiones!
– No cometió ningún error de bulto.
– Identificando a Alfredo con Zapatero (dudo que sus varias equivocaciones fueran «sin querer»).
– Transmitiendo la esperanza de que saldremos de ésta y de que el PP puede hacerlo (porque ya lo hizo).

MARIANO RAJOY NO ACERTÓ

– Mirando tanto los papeles, especialmente en la intervención final.
– Esquivando preguntas comprometidas de Alfredo… Dejó ambiguos algunos temas económicos y mostró el ya clásico complejo de la derecha de exponer con claridad su postura antes determinados asuntos sociales.
– Lo de la luz en su aldea quedó un poco trasnochado… ¡Mariano que estamos en el siglo XXI!

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA ACERTÓ

– Mostrando lagunas y ambigüedades en algunas propuestas del PP.
– En el bloque de políticas sociales y democracia tocó aspectos más concretos de la vida de las personas.
– Se mostró hábil en el manejo de las intervenciones, mucho más espontáneo que Mariano.

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA NO ACERTÓ

– Centró sus intervenciones en el programa del PP. Desconozco cuáles son sus propuestas…
– Se autoproclamó desde el minuto 1 perdedor de las elecciones.
– Abusó del discurso socialista rancio y trasnochado, apelando al miedo del electorado.
– Dijo muchas cosas sin aportar datos concretos
– En el discurso final, a pesar que el comienzo fue muy acertado, parecía que estaba pidiendo trabajo…

En fin. Yo intento ser obejtivo. Creo que Alfredo lo tenía muy difícil pero también creo que arriesgó poco y, pese a lo que oí a algunos contertulios (llamarles periodistas les daría demasiado caché), no estuvo brillante como él suele estar. Mariano tenía poco que ganar y mucho que perder y, por eso, lógicamente jugó a lo seguro. Creo que ambos evitaron hablar de propuestas de regeneración demócratica concretas y en eso sigue dándome pena que los grandes partidos no muevan fichas.

En definitiva… poca importancia tiene decidir quién ganó el debate. La victoria para todos es el mismo hecho de debatir. Es en las ideas confrontadas donde está el premio. Y ahora dispongámonos a decidir el voto. El mío está decidido. Y creo que el 20N, mucho más que otras veces, nos jugamos mucho.

Que las urnas repartan suerte y que Dios les ayude a gobernar convenientemente.

Un saludo