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Los fariseos y la mies (Mt 9,32-38)

Sigue habiendo mucho fariseo por el mundo. Yo soy el primero, a veces, sin darme cuenta. El caso es que se confunde lo que viene de Dios y se enreda para hacer parecer que es obra del diablo.

Algunas veces me he sentido así, como víctima. Siendo consciente de que intentaba hacer las cosas bien, comprobaba cómo a mi alrededor se percibía con reparo, suspicacia y rechazo. Meterse en determinados jardines siempre da problemas. ¿Mejor calladitos? No creo que sea esa mi misión en el mundo… no creo que esa ese el Evangelio del Reino que Jesús ha traído.

Pero a mí me falta también compasión. Jesús trataba a las personas con cariño y cuidado. Yo a veces ahí no me reconozco.e veo exigente, pragmático, juez. Una de cal y una de arena.

Seguir a Jesús es una confrontación continua con mis propias limitaciones. Así que lo pongo a sus pies con mi propósito de crecer. Amén.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Esto haces y ¿me voy a callar? (Sal 49)

Cuando se escucha una cosa, cuando se predica la misma cosa y a la hora de actuar se hace justo lo contrario… hay un problema. Un problema del que hay que hacerse consciente, que hay que reconocer y que hay que afrontar. Aunque realmente no apetezca, aunque no guste. Porque gustar no gusta. Reconocer las propias incongruencias, darse cuenta de las propias incoherencias… es duro y doloroso.

Dios no se calla ante nuestras incoherencias. Creo que somos nosotros los que acallamos su voz. No queremos oír su voz a través de hermanos, de amigos que nos conocen y nos rodean. No queremos escuchar su voz en el silencio y en el retiro. No queremos enfrentarnos con su espejo salvador. Dios no se calla por reprochar sino por salvar. Este es el matiz que hay que descubrir. Dios no se calla porque nos acuse sino porque nos ama.

La comunidad, lugar privilegiado para escuchar la voz de Dios.

Un abrazo fraterno