Doncellas prudentes #aceite

Yo también espero al Señor. Cada día sigo preguntándome qué quiere de mí, qué me tiene preparado, cuáles son sus caminos… Cada mañana, al ver el mundo, no reconozco la realidad del salmo de hoy, donde la alegría reina en un mundo lleno de Dios y de su paz y prosperidad. Yo también espero al Señor, como las doncellas del Evangelio.

Esperarle ya es bastante, en un mundo cansado de esperar. La sociedad de la wifi, de la fibra, de la conectividad, de la fast-food, de los trenes de alta velocidad y las autopistas interminables… ya no sabe lo que se cuece en un tiempo de espera. Ese tiempo, más bien, es despreciado. Pero no llega con esperarle.

Ese aceite, tal vez, sea la oración, la frecuencia de los sacramentos, la vida comunitaria, una vida al servicio de los demás. Porque la espera, si finalmente no lleva al encuentro, sí que no tiene sentido. Es el mayor de los sinsentidos.

Hoy comienza el nuevo curso y no quiero quedarme sin aceite. Tomo nota.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

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