Menos yo, más Jesús (Mt 4, 12-17. 23-25)

Soy marido, padre, catequista… casi maestro… y hoy, tras leer el Evangelio, me pregunto: ¿No es verdad que muchas veces me creo yo el guía, el salvador, la luz de tantos…? ¿No es verdad que muchas veces me descubro vendiéndome a mí mismo, defendiendo mis ideas, diseñando mis planes, estableciendo mis criterios…? ¿No es verdad que muchas veces olvido a quién debo acercar a todo aquel que lo necesita?

Jesús es el que cura. A Jesús es a quién hay que acercarse y acercar a todos. Yo, como mucho, estoy llamado a ser «transporte», «puente», «instrumento», «herramienta», «ayuda»… Saber que es Jesús el que salva ya es mucho. Otros ni lo huelen. Pero la tentación de saberme cerca del Señor y ponerme galones por ello, acabando sustituyéndolo, es enorme, al menos para mí.

Así que este nuevo año debo intentarlo de nuevo. Abajarme. Hablar menos. Hablar más de Él y menos de mí.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

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