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Hermanos, muchos hermanos (Mc 3,31-35)

No es difícil decir que yo también siento que tengo muchos hermanos y hermanas. De sangre, uno. De Espíritu, unos cuantos más. Con la mayoría de ellos he compartido los momentos más importantes de mi vida. Algunos son amigos íntimos pero la mayoría son hombre y mujeres con los que he hecho camino en el seguimiento de Jesús.

Donde está Jesús, hay fraternidad y uno permite que otro entre en su vida, la corrija, la ame, la mire, la cuestione… Donde está Jesús, reconocemos en la voz del hermano, la voz del maestro. Donde está Jesús, está el Espíritu que nos enarbola el corazón y nos anima a seguir caminando al lado de personas concretas que me aman y que me acogen.

Uno de los frutos más bonitos del Espíritu es la comunión, la fraternidad. No te lo pierdas.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Escuchar y hacer (Lc 8,19-21)

Creo que todos tenemos la experiencia de sabernos hermanos de alguien que no es hermano o hermana de sangre. Esas personas que se cruzan en tu vida en algún momento y con las que consigues un amor especial, una amistad especial. Personas a las que te une un algo inexplicable. Personas a la que llamarlas amigas se queda corto, y lo sabes.

Los que tenemos fe y seguimos a Jesús nos sabemos hermanos. Pero ¿nos reconocemos como tales? A veces uno diría que se nos olvida eso de la fraternidad y que gastamos más tiempo en lanzarnos chinitas que en querernos en nuestras diferencias de hermanos.

Es una fraternidad que nace en la Palabra de un mismo Padre, una Palabra que al ser escuchada provoca en nosotros movimiento. Y si no lo hace es que no hemos escuchado bien.

Sois muchos y muchas a las que considero hermanos. Sigamos empujando. Sigamos detrás del Señor. Sigamos alentándonos y sosteniéndonos. Y que nuestro amor hable del Amor.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Fidelidad… esa virtud trasnochada (Salmo 99)

FIDELIDAD

Es una de la palabras del idioma castellano que más me gustan. No tanto por su sonoridad o construcción sino por aquello que representa, aquello que sugiere, aquello que expresa.

best-friendFIDELIDAD. Dios es fiel, dice el salmo. Está. Cumple su promesa de amor, siempre. Es leal. No se muda. No desaparece. Lo tengo siempre a mi lado. Protegiéndome. Queriéndome. Salvándome. Iluminándome. Acompañándome. Fortaleciéndome. Eso me hace más fuerte.

¿Y yo? ¿Soy fiel? ¿Fiel a Dios? ¿Fiel a mi mismo? Lucho por ello. Creo que, pese a mis bandazos, a mi pecado, a mis traiciones… intento ser fiel. Fiel y leal también a la Iglesia.

Parece una tontería pero creo que es algo que no es muy común hoy en día, ni siquiera entre los hermanos de fe. Asisto horrorizado en twitter a ataques, insultos, desprecios, chanzas, mofas entre nosotros… Siento vergüenza ajena y me apena enormemente. Nos debemos fidelidad unos a otros. Fidelidad, respeto, amor.

Hoy comienzan tres proyectos que requerirán la fidelidad del Señor y la mía propia: Comienzo a impartir una pequeña materia en la Universidad de Comillas (#livingcomillas), tengo la entrevista con la más que probable directora de mi proyecto universitario y damos salida a la creación de unos nuevos estatutos para la nueva Fraternidad Provincial de los Escolapios. Cuento con el mejor consejero, con el mejor guardián.

Un abrazo fraterno

Obreros avergonzados (Mateo 9, 32-38)

Extenuadas y abandonadas. Así se encontraba Jesús a muchas personas, hombres y mujeres, con las que se cruzaba en los caminos o al entrar en pueblos y aldeas. Así nos las encontramos también hoy, a poco que abramos un poco los ojos. Ayer, el Papa Francisco, nos lo recordó en Lampedusa.

silueta-de-trabajadores-de-la-construccion-en-andamio-trabajando-bajo-un-ardiente-solEste Evangelio de los obreros y la mies ha sido casi siempre utilizado interpretándolo como una petición de vocaciones sacerdotales o religiosas y está claro que son tremendamente necesarias e insustituibles. Pero yo creo que podemos leer este Evangelio de manera más amplia: es una llamada a que, como cristianos, demos respuesta a toda esa gente, extenuada y abandonada. ¿Qué respuesta? Pues justamente lo contrario: descanso y alimento, compañía y hogar. Todo eso estamos llamados a ser.

Que el Señor me permita ser descanso. Que aquél que se encuentre conmigo pueda reposar sobre mi, dejarse caer sobre mi. Que pueda yo proporcionar alimento material y espiritual, hablarle de Dios de manera que su vida empiece a ser sostenida por Otro, que sus ojos empiecen a mirar al horizonte con esperanza.

Que el Señor me permita ser refugio, mano tendida, compañero y hermano de todo aquel que ha sido abandonado por todos los demás. Hermano del anciano, del niño, del pobre, del enfermo, del molesto, del distinto, del que no sabe lo que es ser amado por alguien. Que mi presencia le acerque a Cristo y que, en mi abrazo, encuentre el abrazo del Dios que lo ama más.

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Yo quiero ser obrero, curtir mi piel al aire, abrasarme bajo el sol implacable, ser parte de la construcción del Reino de Dios y del Cuerpo de Cristo.

Un abrazo fraterno

¿Dónde estás?

Me he enamorado de una canción. Es de hace ya varios años pero yo la acabo de descubrir. La podéis escuchar en la sección de vídeos de este blog. Cuatro rockeros magníficos con alma de románticos. Maravilloso. Pero es la cantinela del estribillo la que me sirve para la oración de hoy: ¿Dónde estás? Eso mismo se preguntaban los hermanos de Narnia en la segunda parte de la saga que hoy he visto con mis hermanas de comunidad. ¿Dónde estás?

¿Por qué no me das alguna prueba de lo que quieres, alguna señal? ¿Por qué no consigo ver el camino claro? ¿Dónde estás Padre? ¿No te deseo suficiente? ¿Tal vez no estoy mirando adecuadamente?

Quiero verte. Sigo el rastro de tu amor.

Un abrazo fraterno

Paz a vosotros (Jn 20, 19-31)

Hace ya varios días que no actualizaba este blog. La falta de tiempo a veces es capaz de ensombrecer hasta los momentos en los que uno debería estar preparado para sólo impregnarse de lo que le es dicho, de lo que le es regalado. Preparar la Pascua a veces ayuda y a veces dificulta a vivirla. Por lo de pronto a mi me dificulta enormemente vivir la Cuaresma de manera consciente. Este año lo volví a experimentar… ¡tanto que hacer que no queda tiempo para ser! Luego, una vez uno ya está metido de lleno en la Semana Santa inevitablemente vive momentos llenos de sentido.

Cuando hoy escuchaba el Evangelio en la Eucaristía se me clavó como una daga la famosa y archiconocida frase de Jesús: Paz a vosotros. Es tal vez esa paz el signo más claro de la vivencia de la Resurreción, del encuentro con Jesús vivo. Jesús traspasa nuestras puertas cerradas y viene a nuestro encuentro, conociendo nuestras incapacidades y temores, nuestras ataduras y miedos. Y Tomás trae a mi mente aquella catequesis comunitaria en Cercedilla y el respeto a mis tiempos y mis racionalidades… Y la primera lectura me habla de algo que conozco: hermanos, bienes compartidos, oraciones en común…

 En definitiva, este nuevo «paso del señor» trae otra vez aroma fecundo, la alegría de estar más cerca, laz paz (aunque sea momentánea) de saberme construyendo y construyéndome junto a otros… Paz, paz, paz…

Un abrazo fraterno

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El Señor me sostiene (Sal 3)

Hoy en mi comunidad fue el primer día de puesta en común del trabajo personal que hemos decidido empezar para este curso alrededor del tema de las emociones.

 ¡Qué difícil! Ayer hubo un momento que me recorrió una emoción de desazón al pensar que nunca sería capaz de llegar a controlar y a observar qué emociones me traspasaban. Es un trabajo arduo que quiero realizar y al que me quiero enfrentar pero que me supone un tremendo esfuerzo y una gran capacidad de profundización y observación. No sé si seré capaz. Pero el salmo me sopla confianza. El Señor me sostiene. El Señor me mantiene en pie. Vale la pena crecer aunque la ropa se nos quede pequeña y nos apriete, aunque los primeros momentos de incomodidad aparezcan.

Ojalá mis hermanos me ayuden…

Un abrazo fraterno