Hizo lo que el Señor le había dicho (I Samuel 16, 1-13)

Creo que son providenciales estas lecturas sobre Samuel después de la revisión comunitaria que tuvo lugar el pasdao sábado en casa. ¿Por qué? Porque mi comunidad tiene como uno de sus pilares no sólo la escucha de la Palabra sino la ejecución de aquello que se escucha. No llega con escuchar sino que se nos pide que pongamos en práctica lo escuchado. Samuel fue realmente un ejemplo y referente en obedecer la voz del Señor y hacer en su vida lo que iba escuchando de Dios para él.

Porque si ésto no es así entonces… ¿qué?

Un abrazo fraterno

¿Por qué te desentiendes de nosotros? (Salmo 43)

Hoy me he encontrado con esta noticia que me ha llenado de tristeza y pena.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/12/internacional/1326372899.html

Y leo el salmo 43 y veo que muchas veces uno tiene el sentimiento y la sensación de que Dios se ha esfumado. Su silencio ante tanto sufrimiento humano duele y se hace insoportable e indefendible. Hoy, más que nunca, Señor ven en nuestro auxilio.

Un abrazo fraterno

Levanta del polvo al desvalido (Salmo 2)

Tenía que llegar el momento en que nos tocara de cerca esta profunda crisis que estamos soportando. Empiezan a ser graves y acuciantes los casos de conocidos en paro, con muchos problemas para vestir y dar de comer a sus hijos, con riesgo inminente de deshaucio… Un vértigo recorre el cuerpo cuando intentas ponerte en el sitio de estas personas.

Leo el Salmo 2 y descubro una Buena Noticia muy difícil de transmitir a menos de que ese Dios que no abandona al pobre y al necesitado se encarne hoy. Yo tengo que ser ese Jesús que da valor al cobarde, que engorda al hambriento, que saca del abismo al hundido, que devuelve la dignidad al pobre… Si yo no soy las manos de Jesús, su corazón, su cabeza, sus pies… ese Dios esperado no aparecerá.

La llamada es clara. No hay excusa.

Un abrazo fraterno

El Señor protege (Salmo 1) – Adviento en familia 2011 día 13

En aquellos días de mediados del 2000, cuando yo me debatía entre la posibilidad de venirme a Madrid y abandonarlo todo por Esther o quedarme en Coruña y seguir la senda por defecto, este salmo cobró una especial relevancia. Fueron días muy intensos y de mucha oración con muchos encuentros personales con la Palabra. Y este salmo y su categórica promesa de que el Señor protege el camino de los justos fue un auténtico descubrimiento, un acicate para acabarme de decidirme por lanzarme al vacío y jugármela. Los dos caminos…

Mis sentimientos eran sanos y mis motivaciones también. Tenía una intuición que yo interpretaba venida del Espíritu y algo me decía que debía tomar rumbo a Madrid. Pero era tanto lo que dejaba. Tanto querido… Tanto necesario…

Casi doce años después esta Palabra sigue siendo impulso para mi. En Madrid. Con Esther. Con tres hijos maravillosos. Con una comunidad donde vivir la fraternidad y seguir a Jesús. En la Escuela Pía. Con un trabajo que me permite vivir adecuadamente. Con una casa digna y mucha gente que me quiere alrededor. Y echando mucho de menos a mi familia y a mi tierra y a mis amigos de siempre… pero como diría el zorro del Principito: «No hay un mundo perfecto».

Un abrazo fraterno

Corren sin cansarse (Isaías 40,25-31) – Adviento en familia 2011 día 11

Soy una persona que hace muchas cosas. Esa es la realidad. Algunas las haré mejor que otras y no soy quién más hace ni quién más trabaja por el Reino pero no puedo negar que he planteado mi vida desde la implicación y el compromiso en unas cuantas cosas. Y tengo la experiencia personal de conocer gente que haciendo la 1/15 parte lo que hago yo viven la vida bajo un cansancio permanente, una queja continua, una necesidad asfixiante de «otra cosa».

Y leo hoy la palabra de Isaías y reconozco en mi esas alas de águila y esa capacidad «que no sabe uno de dónde viene» para tirar con todo. Y veo a Dios en ello.

Un abrazo fraterno

Aquí está vuestro Dios (Isaías 40,1-11) – Adviento en familia 2011 día 10

Leer a Isaías en este tiempo de Adviento es una experiencia realmente nutritiva. Sus palabras acarician mi corazón y disponen mi espíritu en la espera propia de aquel que desea que algo suceda. Como ya le contaba el zorro al Principito, los ritos son importantes y saber la hora a la que iba a llegar le permitía al zorro disponerse, llenarse de nervios, comerse las uñas, soñar con el momento…

La primera parte de la lectura de Isaías es la guía para vivir la Navidad en plenitud: En tu desierto prepárale un camino al Señor; allana en tu estepa una calzada para tu Dios; que aquello que se ha abajado y dormido en ti se levante, y que aquello que dificulta tu caminar se abaje, que lo que se ha torcido en tu vida se enderece y lo que te resulta escabroso se iguale. Éste es el verdadero trabajo, el verdadero regalo. Dios se hace presente en tu desierto, en aquel rincón humilde y maloliente donde no dejas pasar a casi nadie. Tu Dios está aquí. Grita. Vacíate para recibirlo. Como siempre, DON y TAREA a la par. En ello estamos.

Un abrazo fraterno

Caminemos a la luz del Señor (Isaías 2, 1-5) – Adviento en familia 2011 día 2

Este año nos fuimos Juan, Inés, Álvaro y yo a comprar lo necesario para montar la Corona de Adviento familiar. Apostamos por un diseño atrevido, nuevo y rompedor con la clásica imagen de Corona que veníamos haciendo últimamente. Y ayer encendimos por fin la primera vela.

El Adviento comienza a andar y siguiendo sus huellas llegaremos a uno de los misterios cruciales de nuestra fe: Dios se hace uno de nosotros y decide nacer en un establo, entre los más humildes, y siendo totalmente dependiente del amor de sus seres más cercanos.

¿Por qué ponemos la Corona? Siempre he pensado que la mejor manera que tienen los niños (y los adultos) de adentrarse en ciertas cosas es viéndolas, oyéndolas, oliéndolas… Ellos saben que el Adviento es el tiempo que nos lleva a Navidad, que dura 4 semanas, que la vela encendida es un signo de otra cosa más imperceptible, que una fragancia inunda la casa y que eso es bonito y especial. No hace falta mucho más. Ojalá todos viéramos en estos días una oportunidad de caminar a la luz del Señor.

Un abrazo fraterno

Éste es mi pacto contigo (Gn 17, 3-9)

Hace ya unos años que lei «Dios vuelve en una Harley» de Joan Brady. De aquella reconozco haber apreciado menos el mensaje principal del libro ya que mi fe estaba todavía un poco inmadura y no acababa de aceptar que la relación de cada uno con Dios es una relación personal y que, a veces, no tienen sentido los caminos «para todos» en lo que a Dios se refiere.

Hoy la Palabra vuelve a incidir de manera clara, o al menos así lo escucho yo, en este aspecto. Dios ha hecho un pacto conmigo. Un pacto personal. Él me conoce y me ama, me ama como soy. Sabe cuáles son mis dones y cuáles mis enredos. Conoce mis heridas y mis circunstancias. Sabe de mis sueños y de mis temores. Y, lo que es más importante, sabe (porque Él así lo quiso) que yo soy único e irrepetible. Su pacto conmigo está escrito en parámetros personales, no generales. Dios no usa el «café para todos» porque sabe que cada uno anda su camino en función de lo que es. No nos pide a todos lo mismo porque no somos todos iguales. No nos da a todos lo mismo tampoco. El camino hacia mi felicidad es un camino único. Si recorro otro me equivocaré. Si otros recorren el mío se equivocarán.

«Éste es mi pacto contigo… y sólo contigo».

Un abrazo fraterno

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