Los ricos que cumplen los mandamientos (Mt 10,17-27)

Conozco unas cuantas. Personas que cumplen los mandamientos. No matan, no roban, creen en Dios, van a misa, rezan, no engañan a sus cónyuges, ni mienten (al menos no mucho)… Algunos, colaboran económicamente con algún proyectillo, o en el cole de sus hijos o con alguna ONG. Muchos no se consideran ricos aunque viven bien. Y piensan que a nivel de fe hacen lo suficiente. Los pecadores son los otros.

Yo también me descubro a veces un poco de estos, aunque intento ir entendiendo poco a poco lo que me pide Jesús. Parece que a Jesús no le interesa tanto el cumplimiento de la Ley, aunque no le quita valor, como la adhesión a su persona y al Reino que se hace realidad en él. Jesús no viene a comprobar que hemos pasado el examen, sino que viene para que le sigamos. Por eso no se trata de cumplir o no sino de vivir de una determinada manera. Y no porque lo ponga la Ley sino porque es lo que Dios quiere para sus criaturas y porque sabe que en ese proyecto nos encontramos con una felicidad plena.

El problema no es ser rico sino no ser pobre entre los pobres. La pega es que cuanto más tengo, más difícil me es saberme necesitado de algo. Lo difícil es tener mucho y ser suficientemente libre para dejarlo todo. Jesús lo sabe. No es tonto. No es un asunto sobre el dinero que tengo en cuenta bancaria sino sobre mi libertad para adherirme a lo que Él me propone. Y no sólo es dinero. A veces son planes, reconocimientos, aspiraciones, personas incluso, afectos… cosas que no son malas pero que mal asumidas, pueden hacernos menos libres para Dios.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Dios está muy cerca (Mt 28,16-20)

Tal vez hemos despegado demasiado a Dios de la tierra. Lo hemos subido tan arriba… Más allá de las nubes. Todopoderoso. Omnipotente. Misericordioso. Todo cierto pero demasiado… demasiado… Y Dios es más de barrio. Digo de barrio, porque al final, como Él nos dijo, vive aquí al lado o, mejor dicho, aquí adentro. Dios está muy cerca.

Con Dios nos pasa a veces como con ese libro que, en medio del trajín en casa, lo cogemos para leer y, de camino al salón, lo dejamos en algún sitio mientras pongo la lavadora y, de paso, voy al baño y, de paso, me paso por la habitación del niño a ver si estudia y, de paso, llamo a mi mujer para que se acuerde de coger el pan. Y llego al salón sin libro y, lo que es peor, no lo encuentro y no me acuerdo dónde se me fue de las manos. Y la única manera de encontrarlo es volver atrás y deleitarme en el recorrido hecho y revivir gestos, momentos y palabras. Y, al final, aparece. No es que el libro se hubiera escondido… Estaba, ni más ni menos, que donde yo lo había dejado, distraído. Lo mismo pasa con Dios.

Dios está dentro de mí y de ti. Él es en la medida que yo soy. Y está en mi historia. Y está en los demás. Y está en las circunstancias, y en los caminos y en las fuentes. Y en los sueños. Y en las lágrimas de pena. Y en la enfermedad que llega. Y la pesadilla que ahoga. Y en el champán descorchado. Y en la comunidad que celebra. Y en el voluntario fiel. Y en la niña que ríe. Y en el maestro que enseña. Y en el que vuelve a caer en la droga tras decir tantas veces que no volvería a suceder. Y en el que da toda su vida. Y en la abuela que cuida a sus nietos. Y en la viuda que vive. Y en el político honrado. Y en la Eucaristía. Y en el río que fluye. Y en la montaña. Y en la abeja. Y en el mar que nos baña.

A veces, en nuestro trajín, nos lo olvidamos en algún sitio, camino del salón. Y pensamos que ha desaparecido. Pero no. Él está con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. ¡Vaya promesa!

Un abrazo fraterno – @scasanovam

La ternura de Dios (Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12)

Leo el salmo que nos ofrece la Palabra del día y pienso inevitablemente en Santiago Uno, en sus chicos y en sus educadores. Pienso en la cantidad de veces que le oí al director de la casa decir que lo que hacemos en ella es recuperar la ternura en la vida de aquellos que han sido tratados con desamor y que, ahora, son descartados por una sociedad que mira hacia otro lado y los trata, o como culpables a los que acusar o como víctimas de las que compadecerse.

Es verdad que muchos de los chicos que están con nosotros no son creyentes. Para muchos, la experiencia de Dios es algo desconocido. En cuanto empiezas a rascar, compruebas que no es así. Al final descubrir a Dios es saborear el perdón, sentir que las heridas comienzan a cicatrizar, paladear la ternura que se lleva en el corazón, rescatar la propia vida de la fosa. ¡Qué maravilloso es Dios, que cree en cada uno y que lucha por cada uno, para que cada uno se salve!

Cuando el Papa Francisco habla de todo esto, alguno le mira con cara de descrédito, incluso desdén. Muchos querrían hablar de grandes teologías, de morales infumables, de culpas, pecados, castigos… de un mundo que ha delinquido y que ha desagradado a Dios. Hay mucha verdad en todo ello, pero el Papa, como el salmista, prefiere poner el foco en la acción poderosa y maravillosa de un Dios todo amor. Prefiere hablar de ternura y misericordia, más que de pecado. Prefiere hablar de la curación más que de la enfermedad. Y de la luz más que de la oscuridad. En Santiago Uno también es así.

La ternura de Dios es lo que nos sostiene, lo que nos empuja, lo que nos recrea y lo que nos lleva a parecernos a Él.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Un sacerdocio para todos (Mt 26, 36-42)

El vídeo del Papa Francisco para este mes de mayo gira en torno a la misión de los laicos en la Iglesia. Y la fiesta de hoy, Jesucristo sumo y eterno sacerdote, no es sólo una fiesta para recordar y rezar por la misión de los sacerdotes ordenados. Es también un momento propicio para hablar del sacerdocio común, el compartido por todos, el recibido por nuestro Bautismo.

Todos estamos llamados a vivir nuestra vida como una ofrenda a Dios y, con nuestros actos, darle culto. De eso va el ser sacerdote: darse a los demás y, por ellos, hacer realidad la voluntad de Dios para nuestra vida y para toda la humanidad. Por eso este es un día para mirar con ojos de misericordia nuestra existencia y preguntarnos cómo va nuestro «ser sacerdotes».

La voluntad de Dios para cada uno de nosotros no siempre se nos presenta con claridad. Hace falta la oración frecuente. Y el trato cotidiano con el Padre. Y, por supuesto, la gracia que ilumine los rincones de nuestro espíritu, donde somos habitados por Él. Pero una vez la comenzamos a intuir debemos responder. No podemos mirar a otro lado. La voluntad de Dios tiende a complicarnos la vida. Se nos promete la felicidad y la eternidad, pero no el bienestar y la comodidad. La misión que nos llega suele sacarnos de nuestra zona de confort. Suele invitarnos a salir al encuentro de aquellos que necesitan de nosotros, de Dios. Dios nos pide la vida entera y nosotros debemos decidir si estamos dispuestos a ofrecerla.

Con nuestro Bautismo, con la Eucaristía, con la Confirmación y luego con el Orden o el Matrimonio y con la asistencia constante en el Perdón, somos capacitados para llevar a buen término un propósito tan grande para personas tan limitaditas como tú y como yo. No minusvaloremos el poder de Dios y la fuerza de sus dones. Ejerzamos nuestro sacerdocio, un sacerdocio para todos.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Menos planes de futuro y más acciones para hoy (St 4,13-17)

Soy un planificador nato pero me voy dando cuenta de que es más importante vivir la bendición de cada día que hacer planes de futuro como si tuviera bajo mi control lo que va a venir. A veces me descubro planificando viajes, salidas, eventos familiares… y me deleito pensando cómo podría ser mi vida si esto o lo otro tuviera lugar. La palabra «presente» se me escapa muchas veces de las manos.

Este mensaje que puede parecer más propio del coaching personal que de la fe, nos lo lanza hoy la Palabra de mano del apóstol Santiago. Durísimo. Sí, me parece muy contudente la palabra que me llega. Me hace bajar de las nubes y por eso recojo el guante. Sobre todo porque no me lleva tanto a dejar de pensar en el futuro por mi propio beneficio o para aprovechar mi día a día familiar, laboral o afectivo; sino más bien porque lo que me confronta es acerca del bien que hoy puedo hacer y, pese a todo, se queda en la cola de pendientes esperando a un momento propicio.

¡Cuánto tiempo pierdo pensando en lo que yo haría si tuviera esta responsabilidad o este cargo o esta función! ¡Cuánto tiempo pierdo hablando, cuestionando o criticando lo que unos y otros hacen y no me parece bien! ¡Cuánto tiempo pierdo programando, planificando, en reuniones inútiles! ¡Cuánto tiempo perdemos en lugar de salir y ponernos a hacer el bien que HOY podemos hacer! Escuchar al que HOY lo necesita, solucionar lo que HOY puedo solucionar, servir donde HOY esté!

Señor, bájame a la tierra y centra mi espíritu y mi capacidad. Y que el bien que hoy puedo hacer, se haga.

Un abrazo fraterno

¡¿Los últimos?! ¡Venga hombre! (Mc 9,30-37)

¡¿El último?! Se ha vuelto loco. ¡¿Esa es la propuesta?! ¡¿Ser el último?!

¿El último en mi familia? ¿El último en pedir? ¿El último en servirse? ¿El último en sentarse? ¿El último en quien pensar? ¿El último?

¿El último en mi trabajo? ¿El último en importancia? ¿El último en reconocimiento? ¿El último en pedir? ¿El último en mandar? ¿El último es desfallecer? ¿El último en quejarse?

¿El último en mi comunidad? ¿El último en la parroquia? ¿El último en la asociación?

Sencillamente una locura, esta propuesta de vida de Jesús. Ser pequeños. Ser servidores. Ser después que otros sean. Ser para ellos. Ser para Él.

¡Cómo me cuesta Señor! ¡Cómo me cuesta ser el último! ¡Ayúdame!

Un abrazo fraterno

Demonios cotidianos (Mc 9,14-29)

No voy a entrar en un asunto complejo y difícil como es el de la presencia del demonio en nuestras vidas. Habría mucho que decir y no soy un experto del tema. Pero creo que si unimos el evangelio de hoy con el salmo 18, algo nos dice muy claro hoy el Señor. Y es que todos, tú y yo, sí somos capaces de experimentar la paz en el alma, o la agitación interior; la alegría en el corazón, o la tristeza; la claridad sobre lo que tenemos qué hacer, o la oscuridad… Todos podemos hablar de los pequeños y grandes demonios cotidianos.

Cuántas veces me he sentido agitado interiormente. Pensando mal de unos y otros, sin saber si estaba en mi sitio, siendo tentado a abandonar mi misión, o con miedo a seguir adelante… Agitación que luego se traducía en tensión, discusiones en casa, apatía, sequedad en la oración… También me he sentido triste muchas veces. He sentido que no me querían. Me he sentido solo. Me he sentido poco valorado. O he mirado al mundo con desesperanza, a punto de tirar la toalla. Pequeños demonios cotidianos que se nos meten dentro. O esa sensación de no ver nada claro cuál es el siguiente paso a dar. Falta de luz. Falta de calor.

Sólo Jesús es capaz de vencer al mal que nos incita, nos afecta, nos empuja o nos gobierna. A falta de Jesús, más espacio para los demonios del día a día. Cuánto más Jesús, menos margen de maniobra. ¡Y Jesús vence al mal! Devuelve la luz, y la alegría, y la paz. Claramente, esos son sus frutos. Cuando no experimentamos eso… necesitamos parar. Hacer silencio. Meditar. Encontrarnos con él. Orar. Y dejarnos sanar y rehacer.

A veces buscamos la mayor parte de las soluciones a nuestros males en técnicas, lugares, personas, grupos, religiones varias, tendencias, riquezas, vicios… ¡o pretendemos ser nosotros los que solucionemos todos, como si fuéramos auténticos superhéroes! Y así seguimos. Rotos y gobernados por aquel que no nos quiere bien. Pongámonos en manos del Cristo y volvamos a ser felices en Él.

Un abrazo fraterno

Misa para niños – Domingo XXX Tiempo Ordinario – Ciclo A

MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días a todos. Vivimos en España un tiempo convulso donde escuchamos día sí y día también la importancia del respeto a la Ley. También preocupaba la Ley en tiempos de Jesús. También había expertos de la Ley en aquel momento. Jesús fue muy claro cuando le preguntaron por lo más importante de la Ley: amar a Dios y a los demás. ¡Uf! ¡casi que preferimos el código! ¡Con el código es fácil ser cumplidor! En cambio Jesús nos lo pone fácil y, a la vez, difícil… ¿Cómo andamos nosotros de amor?

ACTO PENITENCIAL

  • Porque a veces pensamos que es más importante cumplir que amar. SEÑOR TEN PIEDAD.
  • Porque muchas veces Dios no es a quién más queremos. CRISTO TEN PIEDAD.
  • Porque casi siempre queremos y somos cariñosos sólo con aquellos que nos quieren y son cariñosos con nosotros. SEÑOR TEN PIEDAD.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  • Para que todo el que se acerque a nosotros, descubra, sobre todo, amor, ternura y cuidado. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que cada día sepamos ir poniendo a Dios por encima de todo aquello a lo que le damos valor. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que seamos comprometidos con aquellos que nos rodean y apoyemos a tantos que siguen dando su vida por los hermanos. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Por todos los catequistas que ayer se reuniendo en varios colegios para impulsar el curso de Movimiento Calasanz que tenemos entre manos. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Y por último, por nuestro país, que atraviesa momentos complejos y delicados. Para que sepamos siempre estar abiertos al amor por encima de todo lo demás y así construir una sociedad donde reine la concordia. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.

OFERTORIO

  • SMARTPHONE – Te ofrecemos este teléfono, uno de los nuevos dioses a los que queremos poner por debajo de Ti, Señor.
  • ALMOHADA – Te ofrecemos esta almohada, signo de la comodidad que queremos vencer para ponernos manos a la obra en la ayuda de todo aquel que lo necesite.
  • PAN Y VINO – Te ofrecemos este pan y este vino, con los que Tú nos llamaste a seguirte siempre. En ellos van nuestros deseos de no separarnos de Ti.

PADRENUESTRO COGIDOS DE LA MANO EN EL ALTAR, LOS NIÑOS.

ACCIÓN DE GRACIAS ABIERTA Y ESPONTÁNEA TRAS LA COMUNIÓN

CHUCHES AL FINAL DE LA EUCARISTÍA.

Domingo XXX TO - Fano

Misa para niños – Domingo XXIX Tiempo Ordinario – Ciclo A

MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días a todos. Seguir a Jesús no implica dejar de pertenecer a un mundo concreto, a una sociedad concreta, a un país y una ciudad concretos… Con sus normas, sus leyes, sus obligaciones… El cambio que trae Jesús no es algo que sólo afecte a lo que va mal en el mundo. Él sabe que para cambiar el mundo, debemos dejarnos empapar el corazón por él. Es el Espíritu el que nos irá enseñando cómo mantener el equilibrio. La auténtica revolución debe hacerse hacia adentro. Todo lo demás es ir a pillar. Como dice el lema del Dómund, seamos valientes.

ACTO PENITENCIAL

  • Porque a veces buscamos culpables para justificar nuestros errores. SEÑOR TEN PIEDAD.
  • Porque tantas veces pensamos que seremos capaces de cambiar el mundo sólo con nuestras fuerzas. CRISTO TEN PIEDAD.
  • Porque queremos manipular a Jesús y a la Iglesia para adaptar su mensaje a la vida que nosotros queremos, y no al revés. SEÑOR TEN PIEDAD.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  • Para que permitamos a nuestro corazón ponerse a tiro del amor de Dios. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que esta comunidad cristiana que formamos esté centrada en Jesús y sea motor de cambio en nuestras obras para que el Evangelio esté más presente. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que los misioneros que lo han dejado todo por cuidar a aquellos más desfavorecidos se sientan cuidados y apoyados por todos nosotros. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que estemos siempre dispuestos a aceptar propuestas del Señor, aunque estas pongan nuestros planes patas arriba. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Y por último, por nuestros políticos y por la sociedad que formamos y que atraviesa momentos complejos y delicados. Para que sepamos discernir juntos los mejores caminos para recuperar la fraternidad, la paz y la concordia. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.

OFERTORIO

  • CARTEL DEL DÓMUND – Te ofrecemos este cartel como símbolo de tantos que, desde su debilidad, optaron por confiar en el Señor y se pusieron en sus manos para servir al prójimo allí donde fueron enviados.
  • CARTULINA CON SILUETA DE MANOS – Te ofrecemos estas manos, símbolo de nuestra disponibilidad para ponernos manos a la obra, para ofrecer lo que tenemos y darlo .
  • PAN Y VINO – Te ofrecemos este pan y este vino, con los que Tú nos llamaste a seguirte siempre. En ellos van nuestros deseos de no separarnos de Ti.

PADRENUESTRO COGIDOS DE LA MANO EN EL ALTAR, LOS NIÑOS.

ACCIÓN DE GRACIAS ABIERTA Y ESPONTÁNEA TRAS LA COMUNIÓN

CHUCHES AL FINAL DE LA EUCARISTÍA.

Domingo XXIX TO - Fano

Misa para niños – Domingo XXVII Tiempo Ordinario – Ciclo A

MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días a todos. En todas partes está el grupo de los listillos, de las guays, de los que miran por encima del hombro… Son esos que a veces convertimos en líderes y que todos siguen con devoción. Nos pasa en el cole, en la familia, en el trabajo… Jesús hoy viene a darnos una buena noticia: de nada sirve ese liderazgo si te olvidas de Él y no haces que el mundo sea mejor. Y aquí entramos los que no somos tan listos, ni tan guays, ni tan guapos… que pensamos que poco tenemos que aportar. Con Jesús… nos convertimos en imprescindibles.

ACTO PENITENCIAL

  • Porque muchas veces dejamos de ser lo que somos con tal de que tener más popularidad y éxito. SEÑOR TEN PIEDAD.
  • Porque tantas veces nos olvidamos que es a tu lado y siendo como tú como mejor podemos cambiar el mundo. CRISTO TEN PIEDAD.
  • Porque a veces damos demasiada importancia a la ropa, al móvil, a las notas y olvidamos que estamos llamados a ser buenos amigos, buenos compañeros, buenos en nuestras familias. SEÑOR TEN PIEDAD.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  • Para que hagamos de la Iglesia no un club de elegidos y perfectos sino una comunidad donde todos podamos ser mejores en Jesús. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que esta comunidad cristiana que formamos tenga siempre a Jesús como su piedra angular en función de la cual actúa y siente. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que luchemos contra la exclusión, la persecución, el acoso, el bullying y toda actitud que destruya la dignidad de cualquier persona. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Para que sepamos mirar alrededor y dar importancia a aquello que la tiene de verdad. Para que descubramos la mano de Dios en nuestro día a día. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
  • Y por último, por nuestros políticos y por la sociedad que formamos y que atraviesa momentos complejos y delicados. Para que sepamos discernir juntos los mejores caminos para recuperar la fraternidad, la paz y la concordia. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.

OFERTORIO

  • PIEDRA GRANDE – Te ofrecemos esta piedra. Ella simboliza aquello que queremos que seas en nuestras vidas. Algo importante, seguro y verdadero.
  • CESTO FRUTAS – Te ofrecemos estas frutos, símbolo de los frutos que queremos dar con nuestra vida a tu lado.
  • PAN Y VINO – Te ofrecemos este pan y este vino, con los que Tú nos llamaste a seguirte siempre. En ellos van nuestros deseos de no separarnos de Ti.

PADRENUESTRO COGIDOS DE LA MANO EN EL ALTAR, LOS NIÑOS.

ACCIÓN DE GRACIAS ABIERTA Y ESPONTÁNEA TRAS LA COMUNIÓN

CHUCHES AL FINAL DE LA EUCARISTÍA.

Domingo XXVII TO - Fano