Hacer crecer (1 Cor 3,1-9)

Cuando nuestros niños son pequeños, vamos al pediatra y llevamos un control preciso de su crecimiento. ¿Cuántos centímetros ha crecido? ¿Cuántos kilos ha engordado? Se percibe la necesidad de que el desarrollo sea correcto y de que en esas primeras etapas de la vida, todo vaya bien. Nuestra labor como padres se limita a QUERER y HACER CRECER. Prácticamente a eso nos dedicamos los primeros meses de la vida de nuestros hijos.

Y es que HACER CRECER es fundamental. También en lo espiritual. Y de eso nos habla hoy San Pablo. Porque como cristianos estamos llamados a hacer crecer. ¿El qué? A Dios. Hacerlo crecer en nuestro corazón. Hacerlo crecer en nuestra vida. Hacerlo crecer en el mundo. Ayudar a que otros lo hagan crecer en sus circunstancias.

Hacer crecer implica algo muy bonito de lo que me he dado cuenta con el ejemplo de los niños. Ya existe lo que tiene que crecer, la vida, el cuerpo del pequeño. Igual que ya existe Dios dentro de cada uno y ya existe y está presente en la Historia, en pasado y en el presente que nos toca vivir. Nosotros no generamos el Espíritu, la vida que de Él procede. Nuestra tarea es darle espacio, darle juego, darle salida. Ojalá lo consigamos.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

 

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