La fuerza de la comunidad (Mt 18,15-20)

Jesús nos propone la comunidad como lugar privilegiado para seguirle. No hay más que leer los Evangelios para darse cuenta que la Iglesia brota del deseo de Jesús de vernos juntos en su seguimiento.

La fe no es tanto un acto personal como comunitario. Por supuesto que cada uno recibimos ese don. Por supuesto que la relación con Dios es personal en buena parte. Por supuesto que cada uno orienta su vida, o no, tras los pasos del Cristo… Pero siempre acompañado.

La comunidad es depositaria de la sabiduría, del perdón de Dios, de su palabra, de su presencia viva, de su bendición. La comunidad es la que reza, la que celebra, la que envía, la que acoge, la que se salva finalmente. Esta Iglesia nuestra, perfecta en la imperfección de sus miembros con la gracia de Dios, es imprescindible para conocer y seguir al Maestro. No lo olvides nunca.

Como en cualquier familia, a veces cuesta vivir juntos. Pero como cualquier familia, se salva por el amor, no por la perfección.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

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