Que en sus días florezca la justicia (Sal 71)

El Salmo nos trae un deseo y, tal vez, el Evangelio el camino para que se haga realidad. El Salmo es la expresión del cristiano que se arrodilla a pedir al Padre paz y justicia para el mundo. En un mundo, el de hoy, en el que sigue habiendo gente abandonada, niños malnutridos, muertes por hambre y guerras y en donde los gobiernos y los poderosos siguen gastándose miles de millones en armas o en especulaciones bancarias… este mensaje y este deseo sigue siendo tremendamente actual. La crisis económica creada por unos cuantos no ha vuelto más que a machacar a los más humildes de la sociedad.

Pero expresar este deseo ante Dios no me exime de responsabilidad. La justicia social y la paz no son aspectos que dependan de los gobiernos exclusivamente. Jesús me enseña el camino: «Dadles vosotros de comer». Si tengo, estoy llamado a dar. Mientras haya, estoy llamado a compartir. Este es el secreto del milagro. Y creo sin duda que tengo. Tengo dinero, tengo bienes, tengo energía, tengo palabras, tengo sonrisas, tengo tiempo… Mientras nos encerremos a orar pidiendo y pidiendo en lugar de salir a dar… poco en este mundo cambiará.

Ojalá en este 2010 seamos más, sean más, los que se deciden a dar de comer al mundo que tiene hambre.

Un abrazo fraterno

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