Al ver a las gentes, se compadecía de ellas (Mt 9, 32-38)

… estaban agobiados, extenuados, cansados, confusos… como ovejas sin pastor…

No es tan diferente el mundo en el que vivió Jesús del mundo que nos ha tocado vivir ahora. Cuando miro alrededor también veo una muchedumbre cansada, agotada de vivir de una determinada manera, apesadumbrada por no encontrar el sentido a muchas cosas, confusa por no poder ser quién uno es realmente, agobiada por el ansia de tener, de tener todo, de tener más que… Veo familias rotas, parejas inmaduras, jóvenes que se aburren y que no saben qué hacer con su tiempo libre. Veo políticos con prioridades distintas al bienestar de aquellos que les han elegido. Veo consultas de psiquiatría llenas y personas que no están en ellas y deberían. Veo malos tratos y drogas. Videojuegos violentos. Sexo banalizado. Veo un pueblo que actúa cual oveja sin pastor… Veo una Iglesia que ha hecho de su diversidad un problema. Veo pastores que cuelan un mosquito y se tragan un camello. Veo fanatismos en todos los lados.

¿Qué hay de la Buena Noticia de Jesús? Fuera de nuestros templos, de nuestras casas, de nuestros grupos, de nuestras comunidades, de nuestras diócesis, de nuestras congregaciones y órdenes… nos esperan «las gentes» sedientas de una Buena Noticia. ¿Qué estamos haciendo con ellos? ¿Estamos siendo transmisores de esa Buena Nueva de Jesús? ¿Nos compadecemos de esa gente? ¿Padecemos a su lado o convertimos el mundo en un lugar de «buenos y malos»? Tenemos mucho por hacer. Tengo mucho que hacer. El Señor me sigue llamando a su mies.

El Señor pide OBREROS. TRABAJADORES. Hay que remangarse, salir a los caminos y dejarse de tanta parafernalia…

Un abrazo fraterno 

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Tu fe te ha curado (Mt 9, 18-26)

Después de una larga ausencia debida al nacimiento de mi hija Inés, hoy vuelvo a compartir la Palabra. Y es una Palabra que me alegra enormemente compartir. La leí en reunión de comunidad y esa frase de «Tu fe te ha curado» resonó durante todo el tiempo de oración.

Si me permito completar la frase con un paréntesis seré capaz de compartir mejor lo que pretendo decir.
«Tu fe (en mi) te ha curado» es una posible interpretación de la frase. Muchos la habrán entendido así.
«Tu fe (en que podías curarte) te ha curado» es otra posible interpretación. Yo, hoy, la he leido y orado desde aquí.
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Me parece tremendamente bonito creer en un Dios que cree en mi. No es Él quién me cura sino yo. Es mi actitud, mis decisiones, mi esperanza, mis ganas de cambiar, mis ansias de felicidad, mi determinación a cerrar mis propias heridas. Y Jesús me da ese protagonismo. Jesús hoy me dice que tengo capacidad para curarme y ser feliz. Jesús me dice que es mi fe en esa curación la llave del cambio.

También me surge, pues, la pregunta de ¿qué pinta Jesús en todo esto si soy yo y mis capacidades las que cambian mi vida, si es mi actitud la que importa? Y, en oración, llegué a la conclusión de que Jesús suscita, de que el amor de Dios provoca la necesidad de cambio, de que la mirada de Jesús y su llamada despiertan en mi algo dormido, susurran en mi palabras necesarias.

El milagro no es que Jesús me cure sino el que sea capaz de haber inyectado en mi vida la necesidad de estar sano, pleno y feliz.

Un abrazo fraterno

Salmo 145 

Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo,
y su esperanza en Yahveh su Dios,
que hizo los cielos y la tierra,
el mar y cuanto en ellos hay;
que guarda por siempre lealtad,
hace justicia a los oprimidos,
da el pan a los hambrientos,
Yahveh suelta a los encadenados.
Yahveh abre los ojos a los ciegos,
Yahveh a los encorvados endereza,
Ama Yahveh a los justos,
Yahveh protege al forastero,
a la viuda y al huérfano sostiene.
mas el camino de los impíos tuerce;
Yahveh reina para siempre,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Leer este salmo con la pieza de «Gabriel’s oboe» de fondo… no admite comentarios…

… pidiendo a Dios que los protegiera (Tb 6,10-11;7,1.9-17;8,4-9a)

Es muy hermoso como Tobías y Sara comienzan su proyecto juntos, su sueño de vida en común: poniéndose delante de Dios y pidiendo protección. Así es como deben empezar todos los proyectos una vez son asumidos.

Mi familia está a punto de crecer. Una pequeña llamada Inés hará su aparición en breve y traerá de la mano el comienzo de una nueva etapa en casa. Una nueva persona llega al mundo y a nuestra familia para formar y tomar parte de este proyecto que, hace ya unos cuantos años, en la intimidad sagrada de la pareja, Esther y yo decidimos sacar adelante. Construir una familia es, sin duda, el proyecto más apasionante de aquellos que podemos llevar a cabo hombre y mujer, juntos. No hay aventura profesional ni hobbie que se iguale a ésto: conocerse, convivir, construir buenos cimientos en la pareja, elegir y crear hogar, aprender a tratarse y a respetarse, dar vida, integrar a los hijos en el proyecto cuidando su «ser único e irrepetible», prepararlos para volar solos algún día, contarles quién es Dios, adaptarse al paso del tiempo y a los nuevos retos que se vayan presentando…

Como Tobías y Sara, también nosotros pusimos a Dios en medio a la hora de comenzar a andar. Y lo seguimos haciendo. Sabemos que nos protege y que nos cuidado con ahínco. Y seguimos clamando por su bendición día tras día, noche tras noche, recordando que nuestro proyecto… es también el suyo.

Un abrazo fraterno

Dios mio, en Ti confío (Sal 24)

Gracias a Stella, mi hermana de comunidad, he aprendido a degustar los salmos, a saborearlos, a orarlos, a hacerlos míos. Hasta yo mismo me sorprendo en esos días en que es el salmo la lectura que más me llega del día. Hoy es uno de esos días. Me encanta lo que dice el salmo y creo que tiene mucha relación con nuestra vida del día a día.

Por un lado una afirmación rotunda que expresa un don, un estilo de vivir: EN TI CONFIO.
Por otro lado verbos concatenados que expresan una actitud: ENSÉÑAME, INSTRÚYEME, HAZ QUE CAMINE, ENSÉÑAME.

«A Dios dando y con el mazo dando», vamos. No llega confiar. No basta con hacer por uno mismo. Lo hermoso de la vocación es que es un trabajo cooperativo con el Padre. Ni lo hago todo yo ni lo hace todo Él. Si yo no camino, si yo no me formo, si yo no crezco, si yo no salgo al mundo a cambiar cosas…. de poco servirá confiar en Dios. Si yo no confío en Él, si no me acerco a su Palabra desde la esperanza y la confianza, si no acepto que no lo puedo todo y que hay un punto que ya sólo depende de Él… de poco servirá lo que hago y muy mal me encontraré cuando las cosas no salgan, cuando los objetivos no se cumplan, cuando el camino desaparezca.

Un abrazo fraterno

 P.D.: Foto extraida de la página web de Susana Ruiz – Esculturas de otro mundo

No temerá las malas noticias (Sal 111)

Es inevitable unir o vincular la oración de hoy a la noticia del día en España. la banda terrorista ETA, una vez más, vuelve a romper una tregua para declarar que volverá a las armas para conseguir sus fines políticos. Es, sin duda, una muy mala noticia.
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Y ante esa noticia una frase en el salmo que me saltó a los ojos: Dichoso quien teme y ama al Señor porque no temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Es complicado sentir esto Padre porque las malas noticias inundan el corazón de tristeza y, en mi, también de miedos, pequeños o grandes. Intento crecer en mi amor a Ti cada día pero se ve que no acabo de disfrutar de esa firmeza en Ti que me permita afrontar las «malas» de una manera distinta.

Para acabar sólo ponerme en tus manos. Entristecido por esos aspectos del mundo que no me gusta que mis hijos tengan que vivir pero esperanzado en que la mirada nueva de quienes apostamos por la Verdad y la Vida logra ir cambiando pequeñas parcelas de humanidad.

Un abrazo fraterno

Brilla como una luz (Sal 111)

La verdad es que las lecturas de hoy no me han llegado, no sé si por mi falta de receptividad o porqué… El caso es que voy a aprovechar para dar gracias a Dios por la reunión de mi comunidad de hoy. Hemos terminado el ciclo formativo de pequeña profundización en el Islam. Hemos ahondado en los sufíes y hemos hecho oración con un cuentecillo sufí que, la verdad, tuvo un compartir de lo más rico y lleno de Dios. Un compartir sobre la «mirada». ¿Cómo miro yo a las personas? ¿Cómo miro yo al mundo? ¿Cómo me miro yo a mi mismo? ¿Cómo miro a Dios?

Desde luego, tengo claro que una mirada cambia… Sentirme mirado por Dios a través de mi comunidad ha cambiado mucho de mi y de mi vida. Sentirte aceptado, querido, respetado y valorado a través de la mirada de otros genera cambios, genera vida, hace florecer (aunque sea poco a poco) lo mejor de uno…

Un abrazo fraterno

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Dadles vosotros de comer (Lc 9, 11b-17)

Los apóstoles se querían quitar un problema de encima cuando le pidieron a Jesús que mandara a la gente a su casa. No querían meterse en jardines de los que después no sabrían cómo salir. Mejor no tener el problema que enfrentarlo. No vaya a ser que me salpique… muy típico, un clásico.

El mundo hoy sigue teniendo problemas. Y muchas veces yo sigo mirando a otro lado como si el tema no fuera conmigo. No vaya a ser que me acabe salpicando. Otra posibilidad razonable es sacar la imagen del «Dios-Harry Potter» a relucir y pedirle que saque su varita mágica y arregle de un plumazo todo lo que no funciona en mi vida y en mi sociedad. No suelo hacerlo pero es tentador…

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La propuesta del Señor es mucho más comprometedora: Santi, soluciona tú el problema. Cura tú la herida. Pronuncia tú la palabra necesaria. Lleva tú la alegría adonde falta. Da tú de comer. Abre tu casa y tu corazón. Por tus dones al servicios. Lo que tienes, dálo. Y cree que tal vez, tal vez, el problema se solucione. El bien, la confianza, el optimismo… son muy contagiosos. Empieza tú y todo acabrá por salir… Prueba…

Un abrazo fraterno

El que quiera ser primero, sea esclavo de todos (Mc 10, 32-45)

A veces creo que sobredimensiono este Evangelio. Me tomo eso de ser esclavo de todos de una manera muy melodramática cuando es algo de fácil puesta en práctica, de sencilla puesta en práctica. Tal vez por eso me monte esas películas tan suntuosas de sacrificios y entornos necesitados de mi humildad…
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Hoy veo que donde primero tengo que aplicar eso es en mi casa, con mi mujer y mis hijos. Estar al servicio en casa es algo de lo que me olvido a veces buscando estar al servicio de otros. Mi vocación fundamental es mi vida matrimonial y mi familia. Mi mujer y mis hijos deben ser los primeros receptores de mi «darme» y ser constructores conjuntos de la parcela de Reino que nos ha tocado. Pero no puedo olvidarme de esto. No puedo ir buscando grandes tareas, grandes grupos de necesitados, grandes obras de caridad si no soy capaz de ser radical en el evangelio de puertas para adentro. Esto es lo que escucho. No elegí ser misionero, ni cura, ni religioso. Elegí ser marido y padre. Mi «todos» lo tengo bien cerca…

Un abrazo fraterno

Da, según tus posibilidades (Si 35, 1 -15)

ofrenda.jpg«No te presentes a Dios con las manos vacías». «Da, generosamente, según tus posibilidades». Y el Señor me recompensará con el ciento por uno.

No hemos sido creados para nada. Yo me siento creado para algo. Siento que estoy en el mundo para algo y para alguien. Es más, siento que lo que yo no haga quedará sin hacer porque mi misión es única e irrepetible. Para llevarla a buen término me fueron regalados unos dones. En mi caso siempre he descubierto en mi la fortaleza, la alegría, la confianza y la fidelidad. Pues tendré que dar, generosamente, desde ahí. Y es más, no siempre estaré en la misma disposiciñon de dar porque uno sólo lo piede hacer cuando tiene algo que ofrecer. El Señor respeta mis momentos, mis tiempos, mis carencias, mis bloqueos, mis necesidades… No me exige ni me pide nada más allá de lo que Santi pueda dar…

Ahora bien… también me pide generosidad… Nada que no pueda dar. Todo lo que pueda dar.

Un abrazo fraterno

Foto extraida de http://www.latiendacasalis.com