El Señor protege (Salmo 1) – Adviento en familia 2011 día 13

En aquellos días de mediados del 2000, cuando yo me debatía entre la posibilidad de venirme a Madrid y abandonarlo todo por Esther o quedarme en Coruña y seguir la senda por defecto, este salmo cobró una especial relevancia. Fueron días muy intensos y de mucha oración con muchos encuentros personales con la Palabra. Y este salmo y su categórica promesa de que el Señor protege el camino de los justos fue un auténtico descubrimiento, un acicate para acabarme de decidirme por lanzarme al vacío y jugármela. Los dos caminos…

Mis sentimientos eran sanos y mis motivaciones también. Tenía una intuición que yo interpretaba venida del Espíritu y algo me decía que debía tomar rumbo a Madrid. Pero era tanto lo que dejaba. Tanto querido… Tanto necesario…

Casi doce años después esta Palabra sigue siendo impulso para mi. En Madrid. Con Esther. Con tres hijos maravillosos. Con una comunidad donde vivir la fraternidad y seguir a Jesús. En la Escuela Pía. Con un trabajo que me permite vivir adecuadamente. Con una casa digna y mucha gente que me quiere alrededor. Y echando mucho de menos a mi familia y a mi tierra y a mis amigos de siempre… pero como diría el zorro del Principito: «No hay un mundo perfecto».

Un abrazo fraterno

Corren sin cansarse (Isaías 40,25-31) – Adviento en familia 2011 día 11

Soy una persona que hace muchas cosas. Esa es la realidad. Algunas las haré mejor que otras y no soy quién más hace ni quién más trabaja por el Reino pero no puedo negar que he planteado mi vida desde la implicación y el compromiso en unas cuantas cosas. Y tengo la experiencia personal de conocer gente que haciendo la 1/15 parte lo que hago yo viven la vida bajo un cansancio permanente, una queja continua, una necesidad asfixiante de «otra cosa».

Y leo hoy la palabra de Isaías y reconozco en mi esas alas de águila y esa capacidad «que no sabe uno de dónde viene» para tirar con todo. Y veo a Dios en ello.

Un abrazo fraterno

Aquí está vuestro Dios (Isaías 40,1-11) – Adviento en familia 2011 día 10

Leer a Isaías en este tiempo de Adviento es una experiencia realmente nutritiva. Sus palabras acarician mi corazón y disponen mi espíritu en la espera propia de aquel que desea que algo suceda. Como ya le contaba el zorro al Principito, los ritos son importantes y saber la hora a la que iba a llegar le permitía al zorro disponerse, llenarse de nervios, comerse las uñas, soñar con el momento…

La primera parte de la lectura de Isaías es la guía para vivir la Navidad en plenitud: En tu desierto prepárale un camino al Señor; allana en tu estepa una calzada para tu Dios; que aquello que se ha abajado y dormido en ti se levante, y que aquello que dificulta tu caminar se abaje, que lo que se ha torcido en tu vida se enderece y lo que te resulta escabroso se iguale. Éste es el verdadero trabajo, el verdadero regalo. Dios se hace presente en tu desierto, en aquel rincón humilde y maloliente donde no dejas pasar a casi nadie. Tu Dios está aquí. Grita. Vacíate para recibirlo. Como siempre, DON y TAREA a la par. En ello estamos.

Un abrazo fraterno

Anuncio (Romanos 10, 9-18) – Adviento en familia 2011 – día 4

Hoy es S. Andrés y las lecturas así nos lo recuerdan. Y me resultan muy buenas lecturas para el Adviento ya que tratan algo nuclear del misterio de la Navidad: el anuncio. No hay belén que se precie que no contenga en un rinconcito la escena de «La Anunciata»: ese grupo de pastores que, a la vera de una hoguera o fogata, en plena noche, reciben la visita del ángel que les anuncia la llegada del Salvador y les exhorta a ponerse en camino e ir a adorarlo.

Ese ángel, que tantas veces pasa desapercibido en el belén, cumple una función importantísima: ANUNCIAR LA  BUENA NOTICIA cuando la oscuridad y el frío son mayores.

El Adviento es buen momento para pararme y confrontarme con el ángel: ¿Soy portador de la Buena Noticia? ¿Voy allí donde la oscuridad es mayor y anuncio a Jesús? ¿Me siento enviado por Dios a ello?

Un abrazo fraterno

Los sencillos (Lucas 10, 21-24) – Adviento en familia 2011 día 3

El Evangelio de hoy creo que nos aporta una clave del Adviento en cuanto a preparación de la Navidad. Sencillos eran María y José. Sencillos los que les prestaron aquel establo a las afueras de Belén. Sencillos eran los primeros elegidos en conocer el nacimiento, los pastores. Sencillos eran los apóstoles y sencillos aquellos que seguían a Jesús en muchedumbre.

¿Será la sencillez una de las claves para acercarnos al misterio más idóneamente? Y si es así, ¿por qué? ¿Por qué la sencillez? ¿Por qué a los sencillos y no a los sabios les son reveladas ciertas cosas?

Yo siempre me he creído muy «sabio», más «sabio» que otros sin duda. Siempre he creído que sabía más que otros de muchas cosas y que mi capacidad era mayor que la de muchos. He ido bajando a la tierra. Unas veces a base de golpes y otras muchas a base de estar en contacto y querer y apreciar a mucha gente y muy diversa. Estoy contento de mi proceso pero me queda mucho camino y este Adviento vuelve a ser una nueva oportunidad para reflexionar sobre ello. El objetivo es claro: presentarme delante de un Dios hecho niño con el espíritu de uno de aquellos pastores que sin tener demasiado supieron reconocer, adorar y querer sencillamente al que era su Salvador.

Un abrazo fraterno

Caminemos a la luz del Señor (Isaías 2, 1-5) – Adviento en familia 2011 día 2

Este año nos fuimos Juan, Inés, Álvaro y yo a comprar lo necesario para montar la Corona de Adviento familiar. Apostamos por un diseño atrevido, nuevo y rompedor con la clásica imagen de Corona que veníamos haciendo últimamente. Y ayer encendimos por fin la primera vela.

El Adviento comienza a andar y siguiendo sus huellas llegaremos a uno de los misterios cruciales de nuestra fe: Dios se hace uno de nosotros y decide nacer en un establo, entre los más humildes, y siendo totalmente dependiente del amor de sus seres más cercanos.

¿Por qué ponemos la Corona? Siempre he pensado que la mejor manera que tienen los niños (y los adultos) de adentrarse en ciertas cosas es viéndolas, oyéndolas, oliéndolas… Ellos saben que el Adviento es el tiempo que nos lleva a Navidad, que dura 4 semanas, que la vela encendida es un signo de otra cosa más imperceptible, que una fragancia inunda la casa y que eso es bonito y especial. No hace falta mucho más. Ojalá todos viéramos en estos días una oportunidad de caminar a la luz del Señor.

Un abrazo fraterno

Éste es mi pacto contigo (Gn 17, 3-9)

Hace ya unos años que lei «Dios vuelve en una Harley» de Joan Brady. De aquella reconozco haber apreciado menos el mensaje principal del libro ya que mi fe estaba todavía un poco inmadura y no acababa de aceptar que la relación de cada uno con Dios es una relación personal y que, a veces, no tienen sentido los caminos «para todos» en lo que a Dios se refiere.

Hoy la Palabra vuelve a incidir de manera clara, o al menos así lo escucho yo, en este aspecto. Dios ha hecho un pacto conmigo. Un pacto personal. Él me conoce y me ama, me ama como soy. Sabe cuáles son mis dones y cuáles mis enredos. Conoce mis heridas y mis circunstancias. Sabe de mis sueños y de mis temores. Y, lo que es más importante, sabe (porque Él así lo quiso) que yo soy único e irrepetible. Su pacto conmigo está escrito en parámetros personales, no generales. Dios no usa el «café para todos» porque sabe que cada uno anda su camino en función de lo que es. No nos pide a todos lo mismo porque no somos todos iguales. No nos da a todos lo mismo tampoco. El camino hacia mi felicidad es un camino único. Si recorro otro me equivocaré. Si otros recorren el mío se equivocarán.

«Éste es mi pacto contigo… y sólo contigo».

Un abrazo fraterno

pas_dels_lladres.jpg

Desobedecieron el decreto real (Dn 3, 14-20.91-92.95)

Tremenda la historia que nos cuenta hoy el pasaje de Daniel. Es la historia de unos hombres que desobedecieron un decreto real asumiendo plenamente las consecuencias.

 Creo firmemente que hoy el mundo también nos quiere imponer una serie de «decretos reales»:
     – Relativismo generalizado. Parece que todo sirve, que depende…
     – Que la imagen es más importante que el interior…
     – Que hay que ser una persona exitosa laboralmente, tener un buen sueldo, un buen puesto y ser ambicioso como sea…
     – Que es más importante el tener que el ser, que hay que estar a la última y disponer de lo que sale al mercado…
     – Que no podemos elegir libremente el colegio de nuestros hijos…

Y a nivel de Iglesia ese decreto no escrito de «no pienses, no sientas… sigue la norma, déjate guiar» en lugar de enseñar a la gente a ser libre, de proveerle de herramientas para ser capaces de crecer, discernir, elegir y buscar su camino a Dios…
pilares.jpg
Hoy me miro en los hombres de los que habla Daniel. Sin violencia. Sin tumulto. Sin revolverse. Sin aspavientos. Desobedecieron el decreto real con firmeza, confianza en el Padre, seguridad, coherencia. Esto es lo que queda. Menos volutas en el capitel y más firmeza en la estructura. Menos ladrillos vistosos y elementos decorativos y más pilares. El mundo hoy necesita pilares, cimientos. Que otros hagan el papel de minaretes o campanarios.

Un abrazo fraterno

¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? (Num 21, 4-9)

gaviota.jpgEn estos días pasados me he encontrado dos o tres veces con una reflexión parecida a la que hoy me surge leyendo el Libro de los Números. Tomar el camino de Jesús es tomar el camino estrecho, el complicado, el de la soledad. Y lo peor es que NO HAY MARCHA ATRÁS. Es mucho más sencillo ser como todos, decir lo que se espera que digamos, hacer lo que más o menos hace todo el mundo, asumir que el mundo es así y que vivimos esclavos de una sociedad que nos abruma. Es insano, destructivo, injusto y egoista pero… mucho más sencillo.

Cuando decides seguir a Jesús, crecer en lo personal, formarte, asumir riesgos, compartir la fe en comunidad, limpiar la conciencia, pulirla, sensibilizarte ante la rutina dolorosa, decir lo que no es grato pero sí verdadero, ser consecuente con lo que eres… el tema se complica pero uno ya no puede salir. Es la droga de la libertad. ¡Qué paradoja! Cuando empieza a olfatear la felicidad de la libertad, del Jesús liberador y misericordioso, se engancha.

Un abrazo fraterno