Microrrelato musical 113

La cocina está que arde. Mamá está nerviosa, controlando el horno para que no se quemen las costillas. Tus hermanos, en el sofá, viendo la tele. Yo, de aquí para allá, disfrazado de hombre tranquilo al que no le afecta saber que ya te has hecho demasiado mayor.

Suena el timbre. Entras sonriente, con ella. Es preciosa, como tú, y su mirada destila ese algo que te hace saber que todo está bien. Tu madre se asoma desde la cocina. Está contenta. Y yo. Es la primera vez que la traes a casa, después de más de un año saliendo juntos. Algo nos dice que ya es familia y que, al mismo tiempo, nuestra familia es ya diferente.

Cada segundo de la cena, a tu lado, es un pedazo de vacaciones en mi lugar del mundo favorito. Ahora que ya no estás en casa, te echo mucho de menos. Me cuesta hacerme mayor sin ti. Te miro con orgullo y, pese a todo, sé que lo estás haciendo bien. Hay que seguir caminando.

Voy al baño. Necesito tomar aire y llorar, de alegría, de pena… ¿qué sé yo? Me lavo un poco la cara. Y vuelvo a la mesa. Feliz.

Microrrelato musical 112

Las ventanas estaban abiertas de par en par. Hacía fresquito. Y entonces me percaté de lo que mis ojos llevaban observando desde hacía tiempo. Ahí estabais, trabajando en grupo, contentos, calculadora en mano, creando, imaginando, buscando soluciones a vuestros problemas. Y me sentí orgulloso. Vi en vosotros un futuro lleno de esperanza, un presente lleno de alegría y vida, pese a todo. Y respiré hondo.

MR 108

Recuerdo tu letra grande. Tus sobres decorados con cariño. Recuerdo la alegría al descubrir tus cartas en mi buzón. Lo recuerdo todo con mucho cariño. Me gustabas. Fuiste la primera chica que me hizo saber qué era eso de estar enamorado. Recuerdo algún paseo compartido, el sabor del helado frente a la piscina. Recuerdo la caricia del sol atlántico de atardecida. Recuerdo el balón de baloncesto, impulsado a canasta por tus rizos.

Ha pasado mucho pero aquí seguimos. Con hijos, trabajos, parejas, historias de idas y vueltas… buscando cada uno la felicidad en sus propios rincones. Seguimos siendo amigos. Tu letra ahora mide lo que el whatsapp decide y tus sobres se han transformado en notificaciones. La alegría al leerte es la misma. Y seguimos compartiendo paseos y helados y las caricias del sol atlántico treinta años más mayor…. Tus rizos siguen siendo mis rizos.

Qué bonito es mirarse y saberse conocido y reconocido y querido por los ojos amigos de enfrente. ¿A qué sí? Y qué bonito es regalar a nuestros hijos una amistad tan bonita como la de sus padres. Te quiero, amiga.

 

Batalla y espectador

Vives aquí dentro y participas del explosivo espectáculo de la colisión de emociones. Te encanta. Lo disfrutas. La luz clara de la alegría, el ruído del entusiasmo, la suave sombra descendente de la melancolía, la cara oculta de la traición…

Me habitas en lo profundo y, desde ahí, me contemplas siendo yo mismo, cada noche. Te tumbas en el sofá de mi alma y asistes a la batalla de los pensamientos y las sensaciones.

Abróchate el cinturón. Hoy vienen curvas y cualquier exabrupto del corazón puede enviarte fuera de mi galaxia.

Mi rosa… mi amiga

Cuando llega la noche, pienso en ti. En tu planeta se ha ido la luz y las plantas han dejado de crecer.

Sentado en esta hamaca que tanto me gustaba de niño, visualizo tu carita y, con cariño, te tomo el rostro entre las manos para darte algo de calor. La oscuridad ha enfriado esos ojillos chisposos y simpáticos con los que ganas todas las batallas…

Yo también sé lo que es el frío y la negrura, esa niebla pesada que parece que todo lo cubre. Precisamente por eso, sé que todo eso es caduco, se va, muere, y un día, tal vez mañana o pasado, el sol vuelve a despertarse de su letargo.

Qué lejos estoy de ti, rosa, y a la vez que cerca me siento. Bien mirado, la negrura nunca será total mientras tú y yo sigamos siendo amigos. Duerme en paz. Hasta mañana.

principito

La rosa eres tú

rosaaaaHoy escribo pensando en ti. Tú eres la rosa. Tú eres a quién cuido con mimo y a quién busco en la noche. Tú eres el sentido y la imagen viva de todo aquello por lo que quiero seguir luchando.

No siempre ha sido así. Cuando la oscuridad lo cubre todo, uno se equivoca de sendas y elige mal el camino en los cruces. Cuando la oscuridad lo convierte todo en irrespirable, uno puede hasta equivocarse de rosa. Y protege con su biombo a sombras, a espectros, a deseos, a enredos imaginarios y cautivadores. Es por eso que conviene no separarnos cuando nos envuelve lo oscuro.

La rosa eres tú. Mi rosa. Por la que me preocupo. Por la que sufro. Por la que lloro. Por la que muero.

MR 105

Me miro al espejo y me gusto. No es soberbia ni una autoestima desatada. No es eso. Es, simple y sencillamente, algo objetivo.

Me gusto porque no tengo que apartar la mirada de mí mismo, porque reconozco lo que veo.
Me gusto porque me siento querido, me sé querido.
Me gusto porque, aún lejos de un Dios griego, la verdad de un rostro es atractiva.

Apago la radio y termino de vestirme. El calor ha llegado y yo sé que estos meses son los que mejor me sientan. Se abre la puerta del baño y oigo la voz de mi hija:

– Qué guapo, papá…

Lo sabía.

#Narraluz 60

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– ¿Tú que haces esta noche: agradeces el año vivido o celebras la oportunidad del que está por nacer?

– Qué profunda estás esta noche tía…

– Es que me gusta saber por qué salgo de fiesta exactamente…

#Narraluz 59

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Me deleito con su fragancia y el sonido de sus gentes. La voz gastada de Charles Aznavour sale de un comercio y llena el paseo lleno de luces. Es Navidad y ningún sitio como París para celebrarla.

Más de dos años han pasado desde aquella JMJ en Madrid en la que nos conocimos, cantándole al Señor y dándole vivas al Papa. El Cristo que nace es el mismo que nos presentó. Aquel que nos rescató de la oscuridad es, hoy, la luz que nos hace brillar y ser luz para otros.

 

#Narraluz 58

58

– Se acabó – me dijiste apoyada en la puerta de la cocina.

Estabas herida pero el dolor no te inquietaba; llena de la serenidad propia de la que lo abandona todo por un tesoro aún mayor.

– Fuerza y valor – te dije. – Creo que todo será para bien.

Y te abracé.