Ni extranjero ni forastero… #morada

Imaginémonos, en el contexto actual del mundo, con más de 65 millones de refugiados, que a cada uno, cara a cara, le dijéramos: «ya no eres extranjero, ni forastero; sino ciudadano y miembro de mi familia, de mi pueblo». Es verdad que sin haber experimentado esto, se hace difícil empatizar pero… ¿nos lo podemos imaginar, aunque sea un poquito?

El Señor me dice eso hoy a mí, que soy un pobre «refugiado» que busca cobijo, que intenta huir de su propia oscuridad, que camina hacia una «tierra» mejor, al que a veces el camino se le hace insoportable, cuyas fuerzas flaquean tantas veces… A mí, tan pequeño, tan insignificante… A mí el Señor me inserta en su familia y me llama a seguir construyéndola activamente. No es un refugio pasajero ni temporal, ni caritativo.

Estoy llamado a ser morada de Dios, a que Dios me habite. Quiero decir SÍ y que la estancia sea de su agrado.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Mi combate, mi meta #

Si mañana terminara el combate… tengo la sensación de no haberlo ganado.

Estoy en un momento de pausa, de paso atrás, de oscuridad, de desierto. ¿Qué planes tiene el Señor que yo no consigo alcanzar a adivinar? Cada día que pasa me siento más torpe, más pequeño, más prescindible. Cada día tengo la sensación de saber menos, de errar más. Cada día me siento más inseguro. Cada día creo que el servicio que brindo… sirve para poco, para pocos.

Convencido estoy de que algo está tramando el Señor. Pero mientras me retuerzo, me quejo, me angustio. ¿Por qué no concederme aquello que le imploro?

Pongo todo esto delante del Padre y acudo a María, interesado en su mediación, sabedor de mi postura interesada. María, Madre, cuéntaselo tú…

Mientras, seguiré empuñando las armas de la fe y luchando el buen combate…

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Deseos para todo grupo humano #justdoit

«Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz.»

Precioso deseo para mi comunidad, para mi familia, para mi colegio, para la Fraternidad.

Creo que ponerlo en práctica a partir de mañana haría que todo fuera un poquito mejor. Voy a hacerlo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

No soy yo el que sabe #eselEspíritu

¿Cómo ser testigo? ¿Cómo predicar el Evangelio? Lo cierto es que Pablo me ha hecho pensar hoy con su carta a los Corintios. Miedo, debilidad y… Espíritu. Curioso, sin duda. Hoy podríamos tacharlo de poco preparado, de imprudente, de iluminado… No sé…

Demasiadas veces pensamos que esto de ser evangelizador es algo «profesional» y está claro que la voluntad sola no sirve. Pero esta «profesionalidad» muchas veces ahoga lo más importante: el Espíritu. Cuando acabo por creerme que YO soy el que habla, que YO soy el que transforma, que YO soy el que convence, que YO soy el que sabe; acabo por olvidar que es ÉL el que lo hace todo.

Gracias Pablo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Expectativas sobre Jesús #DomingodeRamos

¿A quién esperaba aquella gente que agitaba las palmas a la entrada de Jerusalén?

¿Quién era Jesús para ellos?

¿Qué expectativas depositaban sobre él?

Seguramente, esperaban que Jesús fuera alguien capaz de resolver el sinsentido de sus vidas, alguien capaz de dar salida a sus problemas, alguien capaz de colmar sus esperanzas, alguien capaz de quitar del medio a los que molestaban en aquellas tierras palestinas, alguien capaz de liderar una auténtica salvación revolucionaria.

Seguramente, aquellos no son muy distintos a nosotros, que depositamos en Jesús todas nuestras expectativas de mejora vital.

Aquel domingo, en Jerusalén, y hoy, en cada lugar, a Jesús lo aclamaremos centrados en nosotros mismos y no en Él; lo aclaremos no desde nuestra fe en su palabra sino desde nuestras necesidades interesadas; lo recibiremos no para seguirle sino para que Él venga detrás nuestra a solucionarnos una vida que, sencillamente, nos incomoda.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Día 25 #Cuaresma2017 #tuvoluntad

Os dejo hoy este magnífico poema de mi amigo jesuita Jose Mª R. Olaizola

Lo que quiero ser
Quiero ser pastor
que vele por los suyos;
árbol frondoso
que dé sombra
al cansado;
fuente donde
beba el sediento.
Quiero ser canción
que inunde los silencios;
libro que descubra
horizontes remotos;
poema que deshiele
un corazón frío;
papel donde se pueda
escribir una historia.

Quiero ser risa en los
espacios tristes,
y semilla que prende
en el terreno yermo.
Ser carta de amor para el solitario,
y grito fuerte para el sordo…

Pastor, árbol o fuente,
canción, libro o poema…
Papel, risa, grito, carta, semilla…
Lo que tú quieras, lo que tú pidas,
lo que tú sueñes, Señor…
eso quiero ser.

El perfume de la esperanza (Hb 6, 10-20)

Algunos dicen que el mundo está cada vez peor. Otros nos comentan que, estadísticamente, nunca ha estado mejor. El caso es que el color que lo envuelve todo, al menos así lo percibo yo, es fuerte, denso, oscuro, tristón. Como leía el otro día en el periódico, hay una auténtica crisis de estado ánimo; crisis que, seguramente, es consecuencia de otras crisis previas. A veces, como padre, pienso en el mundo que vivirán mis hijos y trago saliva…

Pero la palabra de hoy de Pablo a los Hebreros me anima ciertamente, porque me recuerda que es la esperanza la que me va a permitir no dejarme llevar por la desazón y tener mi confianza plena en el Señor. La esperanza que no es tragar con todo, mirar la realidad con ingenuo optimismo, ni descargar en Dios toda responsabilidad… La esperanza es más bien perfume, intuición, alimento perenne y seguro. Esperanza en la bondad del hombre, en la fuerza del Espíritu, en la promesa de Dios. Que así sea, amén.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

No quiero ser esclavo, mi Jesús… (Hb 2,14-18)

Vivir la vida como esclavo. Suena terrible. Lo suficientemente terrible como para querer luchar por otra cosa. Esclavo… dejando que me lleven sin oponer resistencia, que me manden, que me ordenen, que me dirijan, que me opriman y me digan lo que debo pensar, cómo debo vestir, lo que debo creer, lo que debo aceptar o rechazar, las personas con las que me tengo que relacionar, lo que tengo que estudiar… No tengo duda de que, si me dejo, alguien tomará el mando de mi propia vida. Esclavo del bienestar, de la comodidad, de la seguridad… esclavitudes tan apetitosas…

En cambio Jesús… Jesús… Él quiso ser como yo para tenderme la mano. No para evitarme los problemas, ni las tentaciones, ni las dificultades, ni los sufrimiento… no lo hizo consigo… pero su mano tendida es oxígeno, es ventana abierta, es brisa, es caricia, es libertad incomprensible para el mundo, pero libertad, verdadera libertad…

Señor, quiero coger esa mano que me das. Quiero saltar, salir… hacia Ti.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

 

Excusas sin entrañas ante el otro (1Jn 3, 11-21)

En el día en el que todos esperamos con ilusión que llegue la noche mágica de Reyes, previa a la mañana de los regalos, las sorpresas, la ilusión y la alegría… esta Palabra de hoy, a través de S. Juan, me cuestiona absolutamente y me deja ciertamente tocado:

Pero si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?

¡Cuántas excusas me pongo y nos ponemos para justificar mirar a nuestro hermano, ver su necesidad y no hacer casi nada al respecto! ¡Cuántas excusas… para cerrar nuestras entrañas! Sólo dejamos, como mucho, que nos raspe en la epidermis de nuestra alma.

Hoy le pido a los Magos de Oriente, más entraña abierta, más entraña entregada, más entraña al servicio del otro.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Reconocer a Jesús en mi vida

Carta del apóstol San Juan 2, 29-3, 6
Evangelio según San Juan 1,29-34


Comienzo el año 2017 con el propósito de retomar este blog, el decano de mi actividad bloguera. El parón sufrido en el mismo ha sido también un parón en mi oración diaria… ¡Para que luego digan que las redes no pueden servir de ayuda a la vida cotidiana!

Hoy leo las lecturas y se me queda resonando con fuerza un verbo que aparece, de una u otra manera, en la primera lectura y en el Evangelio: RECONOCER. En el fondo, de lo que me habla hoy la Palabra es de la capacidad, o el don, de poder o saber reconocer a Cristo en mi día a día. Me habla de tener una mirada lo suficientemente limpia como para percatarme de que Jesús vive a mi lado a cada instante. Está en las personas que me rodean, en su bondad, en su simpatía, en su amabilidad, en su ternura, en sus caricias, en su mano tendida, en los whatsapp que me mandan y se interesan por mí, en su compromiso, en su fortaleza… Está en la madre amiga divorciada que lucha por sacar a sus hija adelante, en el familiar que lo deja todo por cuidar a su madre enferma, en el religioso que se desvive por los jóvenes y su futura felicidad, en los esposos que siguen peleando y construyendo familia pese a sus dificultades…

Esa mirada es, en sí misma, un don del Espíritu. Cuánto más abierto esté yo a Dios, más fácil me será mirar de esa manera. Cuanto más desordenada esté mi alma… más me costará encontrar a Jesús en los rincones de mi vida. Ordena mi vida, Señor. Toma el centro.

Un abrazo fraterno