Teniendo a Dios en medio, no vacila (Sal 45)

Cuando Dios está en medio, no hay que dudar. Eso lo vivo cada día con mi comunidad. Precisamente por eso nuestro esfuerzo mayor es no perder de vista que es Dios quien tiene que estar en medio. Ni nuestras ideas, ni nuestras teorías, ni nuestras apetencias… Siempre oración. Siempre en oración. No sirven las filosofías, ni las charlas dogmáticas o moralistas. No sirven nuestros planes. Sólo Dios en medio.

Cuando aseguramos esto viene la segunda parte: No vacilar. No racionalizar. No medir. No analizar riesgos. Jugársela sabiendo que es Dios quien me empuja.

Un abrazo fraterno

Hizo lo que le había mandado (Mt 1, 16.18-21.24a)

jose.JPGÚltimamente tenemos ciertas reticencias, yo el primero, a «aceptar» palabras del estilo «mandar» venidas de Dios. Mi crecimiento en la imagen de un Dios Padre, misericordioso en extremo, amante de sus hijos, etc. me lleva a veces a estrechar mis oídos ante palabras que, bajo mi entender, suenan muy fuerte para hablar de Dios. ¿Puede el mismo Dios que nos ha creado libres mandarnos algo? Es tal vez una pregunta sobre la que bien podríamos charlas largo y tendido. Pero esta es la Palabra de hoy, no otra. Una Palabra que gira alrededor de José como ejemplo y modelo de aquel que responde con absoluta confianza y humildad a lo que entiende que Dios pide de Él.

Siempre me ha resultado chocante la sequedad con la que parece que Dios se dirige a José contraponiéndolo a la dulzura y delicadeza con la que se dirige a María. En las conversaciones con José no aparece un «¡Alégrate!» ni un «Dios te salve» ni un «el Señor está contigo»… José es un hombre discreto, que pasa desapercibido, que sabe leer la vida desde Dios, que no hace demasiado ruido pero que es pieza clave en los planes de Dios; con su actitud y su disponibilidad posibilita que Dios suceda.

José interpela muchas de mis maneras grandilocuentes, de mis cada vez menos extensos «discursos», de mi necesidad intermitente de ser escuchado y visto… José me enseña que hay otra manera de posibilitar a Dios. Ni mejor ni peor. Pero a mi me sirve mucho descubrirla.

Un abrazo fraterno

Te amaré sin que lo merezcas (Os 14, 2-10)

Yo curaré tus extravíos.
Te amaré sin que lo merezcas.
Mi cólera se apartará de ti.
Seré para ti como rocío.
Florecerás como azucena.
Arraigarás como el Líbano.
Brotarán tus vástagos.
Será tu esplendor como un olivo, tu aroma como el Líbano.
Vuelve a descansar a tu sombra.
Harás brotar el trigo.
Florecerás como la viña.
Será tu fama como la del vino del Líbano.

¿Qué comentario puedo hacer a estas palabras, Padre? Releerlas, releerlas, releerlas y degustarlas.

¡¡¡SENTIRME AMADO EN LO MÁS PROFUNDO!!!

El que no está conmigo está contra mí (Lc 11, 14-23)

jesus.JPG¡Qué duro es a veces Jesús! ¡Qué duro! ¡Qué borde! (como diríamos hoy en día)ç

De nada sirven las medias tintas. De nada sirven los compromisos a medias. De nada sirven los «templados». De nada sirve la diplomacia barata. De nada sirve la mediocridad.

¿Qué es «estar conmigo» (según lo entiendo yo)?:

     – Estar con Jesús es estar dispuesto a seguirle a donde Él me lleve.
     – Estar con Jesús es estar a su lado cuando las cosas van bien y cuando nos llega la cruz por su causa
     – Estar con Jesús es vivir la fe en comunidad
     – Estar con Jesús es ver a todos como hermanos, es ver «dentro» de cada uno, es buscar la firma de Dios en cada hombre y mujer.
     – Estar con Jesús es aceptar la misión que el Padre nos encomiende, por muy dura que sea ésta
     – Estar con Jesús es jugarse la vida por los desfavorecidos, pobres, enfermos…
     – Estar con Jesús es perdonar sin límite y a todos
     – Estar con Jesús es amar ante todo y sobre todo… amar es todo
     – Estar con Jesús es denunciar las perversiones y manipulaciones del poder religioso
     – Estar con Jesús es estar dispuesto a hacer camino sin sandalias ni alforja
     – Estar con Jesús es tratarlo como hermano, desde la confianza, desde la cercanía
     – Estar con Jesús es estar perseguido, ser molesto para lo establecido, no estar bien visto
     – Estar con Jesús es priorizar las necesidades ajenas a las comodidades propias
     – Estar con Jesús es abrir las puertas de mi corazón a Dios
     – Estar con Jesús es dar testimonio de plenitud de vida, de auténtica felicidad
     – Estar con Jesús es crecer, dejarse sorprender, predicar, actuar, curar, sanar, acompañar, disfrutar…

Un abrazo fraterno

No he venido a abolir sino a dar plenitud (Mt 5, 17-19)

Dar plenitud… Dar plenitud… Se me hace la boca agua sólo de pronunciarlo Padre…

No vienes a cambiarme. No vienes a abolir mi manera de ser. No vienes a abolir mi yo.

Vienes a darme plenitud. Vienes a hacerme plenamente feliz. Vienes a llenar mi vida. Vienes a dar un sentido a mi existencia. Vienes a sacar de mi todo lo bueno que soy. Vienes a cogerme y subirme al cielo. Vienes a darme, a llenarme de dones y posibilidades. Vienes a susurrarme al oido que crees en mi. Vienes a recordarme que cuentas conmigo.

Un abrazo fraterno

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Enséñame tus caminos (Sal 24)

A veces nos planteamos la vocación como algo de por vida. Muchas veces nos rompemos el tarro intentando descubrir qué es aquello que Dios ha soñado para nosotros en la vida. Y es verdad que hay vocaciones fundamentales que implican diferentes estados de vida, es verdad. Pero la vida es más complicada y más sencilla a la vez. Más complicada porque la vocación no se elige una sola vez sino que estamos día a día, momento a momento, determinándola. Y más sencilla porque hay veces que parece que necesitemos ayuda divina para resolver nuestras dudas cuando son las decisiones pequeñas y abordables las que forjan un carácter, las que dejan rastro, las que determinanan un porcentaje elevado de lo que somos y de adónde vamos.
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Enséñame tus caminos. Me encanta este plural. No hay un solo camino. No hay una sola opción. No nos la jugamos a una sola decisión. Entiendo este plural de varias maneras:

     – No hay una sola manera de llegar a Dios. Cada uno debe emprender su camino desde lo que es, desde quien es. Ningún camino es criticable, ni opinable. Todos son válidos si nos conducen al Padre. No entiendo esas disputas internas eclesiales cuando intentamos imponernos unos a otros un solo camino. Respeto. Dios nos conoce y sabe cómo encontrarnos, cómo abordarnos, en qué «pozo de Siquem» esperarnos…
     – No hay un solo camino para cada uno. Cada día se nos abren miles de caminos. Cada minuto llegamos a un cruce. Cada segundo tenemos que tomar decisiones, que elegir, que optar. Aquí es donde nos jugamos casi todo; en las pequeñas decisiones, en nuestras pequeñas elecciones: en nuestra manera de disfrutar el tiempo libre, en nuestra manera de tratar a nuestra familia, en estar atento a las necesidades de nuestros compañeros de trabajo, en decidir en base a nuestra felicidad o en base a nuestra carrera laboral, en la manera de educar a nuestros hijos, en las chorradas en las que nos gastamos dinero, etc.

Enséñame tus caminos. Tengo que escucharte Padre. Yo solo no sé. Aunque crea, a veces, saberlo todo.

Un abrazo fraterno

Dios de mi alegría (Sal 41)

«Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría». Estas palabras resuenan hoy en mi con una significación especial. En un tiempo en el que la Iglesia pone su acento en la conversión, la abstinencia, el ayuno, etc. este salmo de hoy me invita a descubrir a Dios en mi alegría. Y es curioso esto porque me viene esta Palabra después de visualizar dos veces la película «Chocolat«, film maravilloso que todavía no había visto y que recomiendo fervientemente.

La película también se desarrolla en Cuaresma y acaba la mañana de Pascua. Es la historia de personas. Es la historia de un pueblo tranquilo, tradicional y, ¿por qué no?, triste. Triste porque nadie hacía de su existencia una auténtica fiesta. Nadie dejaba saltar de alborozo su corazón y su alma con los pequeños y magníficos detalles del dia a día. Nadie era quien realmente quería ser. Y el chocolate, protagonista indiscutible de la peli, actúa de sanador. Devuelve a cada uno la capacidad de impregnarse de vida y de Dios a través de sus sentidos…
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En sus tres años de vida pública Jesús supo buscar momentos de meditación, de soledad, de intimidad consigo mismo y con el Padre. Momentos necesarios para todos. Pero no dejó a un lado los momentos de disfrute, de gozo por lo creado, de placer… Jesús jugaba con los niños, cenaba con sus amigos, asistía a bodas y actos sociales…

Es verdad que no es lo mismo la alegría que el placer. La alegría es algo más profundo, más íntimo, más determinante. La alegría no es una máscara, ni una sonrisa… ni se reduce a un momento. La alegría va más por debajo. Tengo claro, de todas maneras, que para conseguirla hay que ser capaz de ser uno mismo, no hay que interpretar un papel, hay que ser coherente con lo que uno es, piensa y cree y actuar en consecuencia y no perder nunca el contacto con los sentidos, con el cuerpo, con lo que nos hace disfrutar y sentir vivos.

Un abrazo fraterno

¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? (Mt 20, 17-28)

Esta es una pregunta muy directa de Jesús. Y estando en el tiempo de Cuaresma, tan cerquita ya de la Semana Santa, creo que es una pregunta especialmente dirigida a mi. ¡Cuántas veces me creo un gran testigo, un gran discípulo capaz de hablar de Dios a «gentiles» y desconocedores del amor del Padre! ¡Cuántas veces me he sentido lleno, inundado de perdón! Lo que tal vez no soy capaz de mirar tan de frente es la cruz… ese inevitablemente momento que llega para todo seguidor de Cristo en que la convicción y la fe te cuestionan y te contraponen frente al mundo de lo establecido, de lo políticamente correcto, de lo rutinario…
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Me cuestan especialmente las situaciones de dolor. Como me cuesta afrontarlas hago todo lo posible por no vivirlas. Cada vez menos, también es verdad. Pero muchas veces evito comentarios, opiniones, realidades… que me llevarían a enfrentamientos, a separaciones, a… ¡Cuántas veces estaríamos dispuestos a morir en la cruz por el Señor y luego no somos capeces de sufrir los alfilerazos de cada día!

A tu pregunta de hoy, Señor, mi respuesta es «cada vez más capaz»… ¿Suficiente? Sólo Tú lo sabes… Tú me conoces…

Un abrazo fraterno 

Aprended a obrar bien (Is 1, 10.16-20)

Tengo que reconocer que el Evangelio de hoy era muy suculento si se me permite esta expresión en referencia a tu Palabra Padre. Pero ¡es que me he quedado con esta frase! ¡Me ha llamado tanto la atención…! ¡Qué le vamos a hacer! Así que prefiero dedicar estos minutillos de reflexión a darle vueltas para intentar hacer mío aquello por lo que se ha llevado toda mi atención…

Aprended a obrar bien… ¿Es que se aprende a ser bueno? ¿O es que se puede ser bueno y no tener ni idea de obrar bien? ¿A qué escuela se va para aprender a obrar bien? Lo que entiendo yo de tu Palabra hoy, Señor, es que hay que estar alerta, que hay que prepararse, que hay que creer. Que no somos flores salvajes que crecemos y nos hacemos hermosos sólo con el viento, la lluvia y el sol… Que tenemos tendencias y enredos, y heridas… Que muchas veces se nos escapan las situaciones de las manos o hacemos daño a los que más queremos o somos incapaces de elegir aquello que nos hace bien por mucho que sepamos que es eso lo que hay que elegir… Que muchas veces nos ponemos caretas y nos enfundamos en armaduras y dejamos de ser nosotros mismos y eso no es obrar bien a tus ojos… Hoy, Padre, me llamas a seguir creciendo como persona, a seguir hurgando en mis profundidades, a seguir siendo interpelado por Ti y por mis hermanos, a seguir leyendo y viviendo, a seguir madurando mi fe, purificando el camino que me lleva hacia Ti…

Un abrazo fraterno

Dad y se os dará (Lc 6, 36-38)

manos_madre.jpgEs una convicción. Es una certeza. De las pocas que tengo en mi vida, en mi fe. Hay que apostar por Cristo, hay que «perder» la vida en Él. Hay que gastarse, morir, dar la vida, jugársela siempre por el Reino, por mi prójimo, por el mundo. Hay que actuar sin pensar demasiado, sin dejar que las tentaciones fruto de la mente temerosa y racional paralicen nuestro amor. Hay que soltarse, echar lastre. Hay que llevar poco equipaje, compartir. Dar a quien tiene poco. Dar a quien no tiene nada.

Estoy convencido de que el Señor responde por aquellos que dan su vida por el Reino. Recuerdo que el Evangelio que elegimos mi mujer y yo en nuestra boda fue la de los lirios del campo… que acaba diciendo «buscad el REino y lo demás se os dará por añadidura».

Yo me lo creo. Esencial para afrontar la Pascua. Esencial para afrontar la cruz en la vida. Pese a las dudas, el miedo, el dolor… ¡siempre DAR!

Un abrazo fraterno