Los profetas son unos frikis #Cuaresma

La diferencia entre los ninivitas y la humanidad de hoy en día es que hoy no identificaríamos al profeta como tal, lo haríamos objeto de nuestras burlas y lo lanzaríamos al destierro de los incómodos frikis. Haríamos algo parecido a lo que hicieron los soldados de Pilatos con Jesús, la tarde del Viernes Santo en el Pretorio: fustigarle, burlarle y conducirlo al ridículo caricaturesco. El resto posiblemente sea parecido. No soy de los que piensan que vivamos en un momento especialmente distinto a otros muchos en la historia, en lo que a catadura moral se refiere. Los ha habido mejores y peores, pero con menor publicidad y alcance.

Los profetas existen. Dios sigue enviándolos. Profetas que nos llaman a la conversión. ¿Qué pasa con ellos? ¿Los reconozco? ¿Dónde están? ¿Qué ropa visten? ¿Son obispos, fundadores, sacerdotes, religiosas, padres de familia? ¿O Dios nos da ya por perdidos y prefiere no levantar la voz cual padre que no ve futuro en sus hijos? Eso es imposible…

El cambio debe ser profundo. La conversión no es algo que toca lo superficial sino que va al corazón. Es en el corazón donde se juegan las grandes batallas. Allí residen nuestras heridas más profundas, nuestras aspiraciones, nuestro pecado, el aliento de Dios mismo… La Cuaresma no es tiempo de cambiar estructuras sino de cambiar uno mismo desde lo más nuclear e irlo traduciendo en hechos concretos. Sin hechos no hay conversión.

¿Pobres? ¿Consumo? ¿Perdón? ¿Oración? ¿Compromiso social? ¿Tiempo entregado? ¿Familia? ¿Dinero?

Un abrazo fraterno

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