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La fe de los demonios (Lc 4,38-44)

Comienza septiembre y el evangelio nos trae un episodio curioso en el que podemos comprobar la fe de los demonios. El Mal sabe perfectamente con quién se está jugando los cuartos. El Mal conoce a Dios, lo reconoce. Podría decirse que el Mal tiene más fe que nosotros mismos. Ciertamente no es una fe que implique seguimiento, pero sí afirmación.

Jesús calla a los demonios porque, en estos momentos, pueden ser trampa para el resto de personas que ven en Jesús a alguien a quién merece la pena seguir, a alguien que derrocha vida, a alguien que viene de parte de Dios aunque no sabrían decir si es Dios mismo.

Nosotros también nos enredamos a veces. Los mismos demonios le ponen zancadillas a nuestra fe, a veces por defecto y, a veces, aunque parezca mentira, por exceso. El mismo Jesús sabe que el rival es de altura y, por eso, busca continuamente la oración y el encuentro con su Padre. Jesús vence al Mal pero no lo infravalora, actúa contundentemente contra Él y «le hace callar» porque la palabra del Mal es fuente de enredo, engaño, trampa y perdición.

Te pido Señor que en este comience de curso, me ayudes también a acallar a los demonios que me tientan, a los que me animan a creer en un Dios que no eres tú, a los que me hablan al oído para sacar de mí aquello que, a la postre, me aleja de Ti.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Llega el 2020, gracias a Dios (Jn 1,1-18)

Hoy cerraremos el año 2019 y es bueno preguntarse cómo fue. En twitter, estos últimos días, es tendencia el hashtag #2019in5words, con el que resumir en cinco palabras el año que nos deja. Siempre es bueno hacer balance. ¿Termino el año mejor que cómo empecé? ¿He hecho cosas que han valido la pena? ¿He compartido tiempo con las personas importantes? ¿Me he arriesgado y he tomado decisiones? ¿En qué lugar ha estado Dios en todo esto? ¿Ha habido heridas, luchas, fracasos y derrotas? ¿He aprendido de ello?

El tiempo pertenece a Dios y que 2020 esté a punto de comenzar no es más que otro regalo del Creador. «Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada» nos dice San Juan. Pues eso. Que tenemos un nuevo presente para que lo aprovechemos. Más allá de propósitos de año nuevo, de gimnasios, adelgazamientos, viajes y sueños varios, gocemos del tiempo que se nos da y gastémoslo con responsabilidad. Un día se nos preguntará qué hicimos con ello.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Escuchar y hacer (Lc 8,19-21)

Creo que todos tenemos la experiencia de sabernos hermanos de alguien que no es hermano o hermana de sangre. Esas personas que se cruzan en tu vida en algún momento y con las que consigues un amor especial, una amistad especial. Personas a las que te une un algo inexplicable. Personas a la que llamarlas amigas se queda corto, y lo sabes.

Los que tenemos fe y seguimos a Jesús nos sabemos hermanos. Pero ¿nos reconocemos como tales? A veces uno diría que se nos olvida eso de la fraternidad y que gastamos más tiempo en lanzarnos chinitas que en querernos en nuestras diferencias de hermanos.

Es una fraternidad que nace en la Palabra de un mismo Padre, una Palabra que al ser escuchada provoca en nosotros movimiento. Y si no lo hace es que no hemos escuchado bien.

Sois muchos y muchas a las que considero hermanos. Sigamos empujando. Sigamos detrás del Señor. Sigamos alentándonos y sosteniéndonos. Y que nuestro amor hable del Amor.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

La perseverancia de Pedro (Lc 5,1-11)

Pedro era un bocas. Metió la pata muchas veces, debido a esa forma de ser impulsiva y apasionada. Un echado para adelante, que acaba traicionando a Jesús y descubre la miel del perdón.

Pero a Pedro hay que reconocerle algo muy importante, que a mí me sirve hoy: confía en Jesús, ciegamente. Escucha y sigue al Maestro. Y aún cuando es difícil entender, cuando los frutos nos llegan, cuando las fuerzas se agotan, cuando la negrura llega… hace lo que le dice Jesús.

«Por tu palabra» Jesús, quiero seguir apostando por los jóvenes, encontrándome con ellos, proponiéndoles una manera de ser y estar, invitándoles a una Vida en mayúsculas. «Por tu palabra» Jesús, quiero seguir apostando por la vida comunitaria, con sus luces y sus dificultades, viendo en el hermano tu mirada y ofreciendo la fraternidad como signo de los tiempos. «Por tu palabra» Jesús, quiero perseverar en mi vocación, desgastarme, cansarme y vaciarme.

Ayúdame, Maestro, a seguir echando las redes.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Luz es tu Palabra (Sal 118)

Que nunca me olvide de acudir a tu Palabra, Señor. No dejes que la dé la espalda. Tu Palabra es la Luz.

Juan Bautista: desierto vs. twitter (Lucas 3, 1-6)

Me llama mucho la atención esta frase del Evangelio de hoy: «vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto». Ha centrado mi atención en la oración por varias razones.

1. Juan es elegido y la Palabra le es dada. Juan no es profeta porque no tuviera otra cosa que hacer en su vida. Y no es tanto él quien predica sino Dios quien habla a través de él. Es Dios quien elige, quien habla, quien actúa… Aquí radica la fuerza profética, la autoridad del que habla, la capacidad de tocar corazones ajenos y llamarles a una auténtica conversión. desierto1

2. Esta acción de Dios sobre Juan se produce en el desierto. No en el tumulto. No en el ruido. En la soledad. En la oración. En el desapego. En el abandono en la Providencia.

En este Adviento que vivimos, en medio de una Nueva Evangelización y en medio de toda la reflexión sobre la presencia de la Iglesia en internet y en las redes sociales, en medio de la #iEvangelizacion; creo que esta Palabra es fundamental. El #iTestigo, el #iEvangelizador, el #iMisionero… no es aquel que se lanza a twitter, a facebook, a su blog, etc. a proclamar aquello que él piensa, que él opina, que él cree. El auténtico y útil #iMisionero es aquel que se lanza a twitter, a facebook, a su blog, etc, a donde está la gente, tras haber recibido la Palabra en el desierto. Si no hay Paabra, no hay misión, no hay mensaje, no hay verdad. Si no hay desierto, no hay Palabra.

Que este Adviento, Señor, me prepare una vez más, mejor si cabe, para recibirte. Que me abra a tu acción, que cuide mi interioridad, que crezca en mi oración, que camine en mi desierto; abajando aquello con lo que me crezco y ensalzando aquello que es reflejo de Ti.

Un abrazo fraterno

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No tengáis miedo (Lucas 12, 1-7)

Ayer escribí el microrrelato de La rosa y el miedo por numerosas razones. Hoy me encuentro este Evangelio y, nada menos, mientras suena el Allegretto de la 7ª Sinfonía de Beethoven… Es un regalo. No puede ser otra cosa.

Dios hoy me habla, ¡me grita! Dios hoy me consuela y me abraza, me dice «te quiero». Me recuerda que soy su criatura más preciada, obra de sus manos. Me recuerda que estoy bajo su protección. Dios hoy me funde contra su pecho y mirándome a los ojos me dice que no tenga miedo.

Sinceramente, me embarga la emoción. Es una Palabra directa en un momento concreto. Quien tenga oídos, que oiga…

Un abrazo fraterno

Pide un signo, pero no se le dará (Mateo 11,29-32)

¿Había más signo que tener a Jesús en medio? Pero no lo descubrieron, lo despreciaron. Y no hay más signos que valgan. Y creo que sigue siendo Palabra para mi, hoy.

Cuántas veces uno espero respuestas de Dios que le ayuden a tomar decisiones. Respuestas a desgracias o tragedias incomprensibles. Signos de esperanza en un mundo cada vez más deshumanizado y menos trascendente. Y uno piensa que los signos no llegan y la desilusión empieza a recorrer y envenenar el Espíritu que nos habita. ¿Qué tal si cambiamos la mirada? ¿Qué tal si buscamos al «Jesús en medio» que nos rodea? ¿Qué tal si limpiamos las gafas y atinamos a descubrir cuánto Dios tenemos alrededor marcándonos el camino, gritando, esperando, riendo, sufriendo? Queremos signos que se adecuen a nuestras preocupaciones sin pensar que Dios está con el sufriente, redime al sufriente, vive por el sufriente.

Cuando uno busca en Google «Dios» las primeras referencias están replatas de definiciones, teología, frases, pensamientos… y está muy bien. En imágenes sale Jesús, la Trinidad con su triángulo, el cielo, la paloma… todo muy suave… y está muy bien… pero como estemos esperando eso, nos podemos aburrir.

Jesús estaba en medio de ellos y no se enteraron. ¿Y nosotros?

Un abrazo fraterno

No uséis muchas palabras (Mateo 6,7-15)

Creo que ya lo decía el Principito o su zorro domesticado: «La palabra es fuente de malentendidos». Yo no acabo de estar de acuerdo con esto pero sí he ido dándole valor poco a poco a otro tipo de lenguajes que creo son también muy valiosos, en concreto el lenguaje de gestos, acciones, etc. Y sirve para todo en la vida, incluido Dios.

El exceso de palabrería no lleva a ningún sitio. Es la vivencia profunda de la confianza, del descanso activo en Dios, de la coherencia vital, del radicalismo evangélico, del perdón… lo más útil. ¡Y ojo! ¡Verbalizar y narrar todo esto es muy importante! Pero no es lo que plantea la Palabra de hoy… Yo me entiendo…

Un abrazo fraterno

Él es mi roca (Sal 61)

Parece que a estas alturas de septiembre, igual que si del 31 de diciembre se tratara, uno tiende a hacer balance del final del «año escolar», del verano vivido y se planteara este nuevo curso que se asoma con energías renovadas, nuevos retos y jugosas oportunidades que no se pueden desaprovechar. En mi caso el balance del verano es tremendamente positivo aunque también bastante agotador. Viajes, desplazamientos, niños, parques, etc. le dejan a uno exhausto; «jodido pero contento» como decía el otro.casa_sobre_roca

Al llegar a la Palabra de hoy me encuentro con una Palabra que también se apunta a esto de empezar el curso y que viene a recordarme desde dónde debo vivir lo que se me viene por delante. Construir la casa sobre roca es jugar la partida con seguridad. No es que todo lo que deseo se va a cumplir sino más bien que todo lo que vaya a hacer esté fundamento, discernido, elegido ydeseado desde la perspectiva del Reino. Y, además, me recuerda que pese a mis relaciones afectivas, a mis hijos, a mi mujer, a mi comunidad, a mi trabajo… Él es lo que permanece siempre, lo intransferible, lo invariable, lo inmutable. Pase lo que pase y venga lo que venga, Él es mi roca, la que me sostiene, la que me eleva, la que me abriga en caso de tormenta, la que me hace fuerte.

Feliz nuevo curso escolar a todos.

Un abrazo fraterno